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Teatro con mayúsculas

A lo largo de la historia, el teatro ha sido siempre un valor bien recibido y valorado por la ciudadanía. Para una mayoría ha sido un entretenimiento o una forma de ocio; para otros, una forma de vida; y para algunos más, un revulsivo social que ha agitado las conciencias y el pensamiento de quienes han sido capaces de desentrañar el mensaje que venía desde las tablas. Está claro por tanto que, de una u otra forma, el teatro no nos deja indeferentes: nos hace pensar, reír, llorar, recordar, imaginar y manifestar nuestras emociones.

En la ONCE hemos apoyado desde siempre la participación de las personas ciegas en el mundo de las artes escénicas. No sólo por el derecho a disfrutar como meros espectadores, sino también por el gozo de vivir en primera persona el arte creativo e interpretativo. Las compañías de teatro que promovemos son ya una referencia de capacidad personal y una experiencia de plena inclusión. Son el resultado de un recorrido de más de tres décadas de historia, precedido por algunas iniciativas impulsadas desde mediados del siglo pasado, sin duda herederas de la tradición del relato entre las personas ciegas.

Desde las representaciones escolares de antaño hasta el actual teatro aficionado hay un largo recorrido acompañado de muchos esfuerzos y de una evolución constante. La representación teatral constituye para una persona ciega o deficiente visual un reto personal y un modo de demostrar sus capacidades. Constituye además una fuente de evidentes beneficios que mejoran la movilidad, la educación del gesto, la postura, la seguridad, la autoestima, el reconocimiento, la integración grupal y social y la autonomía personal.

El teatro y lo que aporta la necesaria interacción con otros actores y actrices con o sin discapacidad les faculta como miembro pleno de las artes escénicas, es decir, estas personas acaban siendo aquello que desean ser y para lo que han trabajado y se han esforzado. Por esta razón, en la ONCE impulsamos la participación de estos grupos de teatro aficionado en los circuitos culturales ya existentes, para evitar una actividad paralela que diferencie y aísle su creatividad.

Sin abandonar el carácter amateur de los grupos, en la ONCE hemos procurado dotarles del rigor técnico y profesional necesarios para la consecución de sus objetivos. En la actualidad, contamos con un total de 365 actores y actrices en 29 compañías a lo largo de la geografía española. Organizamos también jornadas de formación teatral y promovemos investigaciones y publicaciones especializadas que acercan la discapacidad visual al teatro y viceversa.

La gran labor de los grupos de teatro ONCE les ha hecho merecedores del premio Max de Teatro Aficionado 2013, el máximo galardón estatal de la categoría, un gratificante y estimulante reconocimiento. 

Porque nuestro teatro es grande, fruto del esfuerzo, de la disciplina y la superación. Un teatro que también sale del corazón, entregado a la memoria del público que lo disfruta en directo. Como dijo Molière, “las cosas no valen sino lo que se las hace valer”, y nuestros actores y actrices lo hacen valer.

¡Gracias por acudir al teatro, os esperamos esta semana en la XV Bienal de Teatro ONCE!

Categorias: Cultura

A buen seguro, muchos de los que leáis este post habréis conocido a través de los medios las múltiples actividades que se han organizado en estos días navideños dirigidas a personas mayores, especialmente a aquellas que viven solas.

No sólo en estas fechas, sino durante todo el año, la situación de soledad a la que se enfrentan muchos de nuestros mayores, algunos con discapacidad, es una de las cuestiones que más preocupan y ocupan a la ONCE y su Fundación. Nada nos puede pasar mejor que ir cumpliendo años, pero cierto es que, en muchas ocasiones, las situaciones de aislamiento sólo se ponen de manifiesto en estas fechas en las que pensamos un poco más en el resto de las personas, en todas las personas.

Los mayores vinculados a la ONCE, la mayoría con discapacidad visual y sus familiares, no son una excepción, por lo que la Organización mantiene iniciativas que tratan de impulsar eso que ahora se llama “envejecimiento activo”, y que no es otra cuestión que distraer cuerpo y espíritu en aras de mejorar la calidad de vida.

Son muy conocidas las múltiples actividades de carácter social que organiza la ONCE en todo el territorio estatal en los ámbitos cultural, artístico, recreativo y hasta deportivo. Variadas e interesantes iniciativas que tienen gran aceptación y acogida por parte de nuestros mayores, gente luchadora, sabedora de que son sus capacidades y el mantenimiento de las mismas lo que les permite mantener una vida lo más activa e inclusiva posible, mucho más ahora que son mayores.

Uno de los programas que más interés despierta es el conocido como “Vacaciones Sociales de la ONCE”, por ser uno de los más completos y que más redunda en la notable mejora de la calidad de vida de quienes en él participan, como se ha demostrado en los últimos años. Las personas ciegas no podían ni debían ser menos que el resto de la población, y ya no es extraño ver la incorporación de personas con discapacidad en programas públicos en esta dirección, que es el mejor método de inclusión que podemos impulsar.

Mientras caminamos hacia esa normalización, en la ONCE continuamos organizando las vacaciones sociales, en las que participan, a un precio muy razonable, más de 5.000 personas cada año.  Cubrimos prácticamente todos los rincones de España, combinando la playa con la montaña; la cultura con el ocio y la gastronomía; las visitas con las actividades artísticas o los modernos balnearios con monasterios de antigua usanza.

Todos los años, en el mes de marzo, comienza esta etapa de vacaciones que, tras el parón estival, concluye entre finales y principios de año de una forma que nos honra y alegra a quienes trabajamos en la ONCE y su Fundación: las 'vacaciones sociales ONCE Navidad'.

Es algo sencillo pero verdaderamente emocionante: más de 200 personas ciegas o con discapacidad visual grave que viven solas - y algunas de ellas con escasos recursos económicos - comparten casi 15 días que engloban toda la Navidad y el Año Nuevo. Sonrisas, juegos, ilusión y mucha compañía son el resultado más preciado, que no sería posible sin un equipo de monitores que, año tras año, dan lo mejor de sí mismos en favor de nuestros mayores.

Iniciativas por las que merece la pena trabajar, para que todos sientan una cálida Navidad en familia, la gran familia de la ONCE y su Fundación.

Categorias: Mayores

Braille: seis puntos que revolucionaron la vida de los ciegos

El 4 de enero se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Braille, fecha en la que se cumple el aniversario del nacimiento de su inventor, Louis Braille (1809-1852).

Antes de la aparición del sistema Braille, la Institución de Jóvenes Ciegos de París, donde estudiaba Louis Braille, así como otros lugares donde se trabajaba con personas ciegas, centraban la educación de los ciegos casi exclusivamente en la transmisión oral y repetitiva de los conocimientos. Los escasísimos libros existentes, que reproducían en grandes caracteres en relieve las letras en tinta, tan sólo permitían una lectura lenta y trabajosa. En 1821, este centro francés adoptó un sistema conocido como “sonografía”, sistema fonético de 12 puntos en relieve, ideado por el militar Charles Barbier con la intención de poder transmitir en la oscuridad órdenes a los soldados.

Esa sería la pista que sirvió a Louis Braille para crear el sistema actual, que cumple ya más de 200 años: redujo a seis el número de puntos (fácilmente perceptibles por la yema del dedo), y lo convirtió en un sistema alfabético, con el que los ciegos podían leer y escribir fácilmente, respetando la ortografía de las palabras.

Su progresiva instauración, a partir de 1840, fue adaptando el Braille a las diversas lenguas, y supuso un impulso fundamental para la educación y la cultura de las personas ciegas en el mundo, que les hizo pasar de la prehistoria a la actualidad, a golpe de tacto.

Así nació el conocido como “Braille literal”, que está formado por seis puntos en relieve (al modelo de un dado de dos por tres puntos), que permite combinar hasta 64 signos diferentes. Para facilitar su uso, el sistema utiliza, por ejemplo, los mismos puntos para minúsculas y mayúsculas, o para las diez primeras letras del alfabeto y los números, anteponiendo símbolos especiales para diferenciarlos.

El Braille y la revolución tecnológica

La revolución tecnológica e informática de las últimas décadas del siglo XX simplificaron y abarataron las tareas de edición e impresión de libros y revistas en Braille, a la vez que el sistema de lectoescritura se adaptaba a las exigencias de los nuevos entornos gráficos y de las pantallas de los ordenadores. Nació así un braille informático especial, de ocho puntos, que aumenta a 256 los símbolos diferentes, y que se ha integrado en los visores braille que permiten a los ciegos la lectura de las pantallas de los ordenadores, tabletas o móviles.

Todo esto ha influido en una mayor presencia del Braille que ha permitido su incorporación a un creciente número de disciplinas: a la informática, las matemáticas, la química, la física, la fonética, etc.

Consciente de este reto, hace treinta años, la ONCE creó la Comisión Braille Española (CBE), para adaptar y modernizar el Sistema Braille del español y fomentar su utilización en cada vez más entornos diferentes.

El empleo de las nuevas tecnologías y una mayor conciencia social de empresas e instituciones están ayudando a que el Sistema Braille tenga una creciente presencia fuera de los entornos educativos o culturales. Así, cada vez es más frecuente el etiquetado en braille de medicamentos, productos de alimentación o de limpieza; la transcripción de catálogos, menús de restaurantes, la instalación de planos en relieve o la incorporación de señales braille en ascensores, electrodomésticos, cajeros automáticos o medios de pago, entre otros.

Los seis puntos en relieve supusieron para los ciegos un avance al mismo nivel del que supondría la imprenta para el resto de la humanidad. El acceso independiente a la información supone la mayor inclusión nunca lograda y abre la puerta además a colectivos con dificultades muy grandes de comunicación, como las personas sordociegas.

¡Gracias, Louis Braille!

Categorias: Accesibilidad

100.000 consumidores en peligro cada día

El viernes 5 de diciembre de 2014 el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas informaba en un comunicado oficial que, a través de una resolución del secretario de Estado de Hacienda, se ha notificado e impuesto una sanción de 25 millones de euros a la Organización Impulsora de Discapacitados (OID) “como responsable de una infracción muy grave, establecida en la Ley de Regulación del Juego, al realizar actividades ilícitas de juego”. Además, Hacienda afirma que “la OID es una organización de ámbito estatal que imprime, distribuye y comercializa productos de lotería de carácter ilegal en todo el territorio nacional, de forma ambulante, y mediante un portal de internet” (Ver nota del Ministerio de Hacienda).

Es sin duda una buena noticia para todos pero, muy especialmente para los más de 100.000 ciudadanos que, actuando con buena fe y como consumidores habituales de juego, se enfrentan cada día y sin saberlo a una situación de total indefensión ante este tipo de productos que, como bien apunta el Ministerio de Hacienda en su sanción, son “productos de lotería de carácter ilegal”.

La gestión del juego en España, como otras múltiples actividades, requiere una autorización previa de los órganos competentes: la Administración General del Estado o las Comunidades Autónomas, según el ámbito territorial en el que operen. Es algo que parece razonable pero, a pesar de ser así, muchas entidades, como la OID, venden lotería semejante a la de la ONCE a través de redes minoristas de colaboradores que actúan fuera de toda legalidad, bajo el pretexto de ayudar a las personas con discapacidad y en riesgo de exclusión social.

Con ello tratan de confundir a los consumidores y a la sociedad, incluidos los poderes públicos, transmitiendo la idea de que su actividad y sus fines son similares a los de ONCE u otras organizaciones sociales, aunque la realidad es que los ingresos obtenidos por la venta de sus boletos no se destinan a ningún fin social, sino al beneficio exclusivo de los  dirigentes de estas entidades.

Las autoridades competentes no debieran quedarse en esta sanción administrativa -que por su elevado importe de 25 millones de euros ya da una idea de la gravedad de la actuación ilícita-, sino que deberían ser conscientes de la necesidad de perseguir y erradicar completamente este tipo de juego con todos los mecanismos que el Estado de Derecho pone a disposicición de la Administración y, muy especialmente, aquellos que se dirigen a la protección de los ciudadanos, que son los más afectados.

Según los datos existentes, a finales de 2013, más de 50 organizaciones de este tipo operaban juego ilegal en toda la geografía, para lo que se aprovechaban de  casi 4.000 personas ejerciendo la venta, y acumulaban unos ingresos globales de 83,9 millones de euros. Esto supone un fraude en toda regla para más de 100.000 personas que cada día, en toda la geografía, compran este tipo de producto fiándose de su legalidad.

La inmoralidad de los impulsores de estas actividades fraudulentas es innegable y aún lo es más cómo se aprovechan de situaciones de desamparo, crisis y riesgo de exclusión social a la que se enfrentan muchos ciudadanos (inmigrantes sin documentación, personas atrapadas por impagos, personas con discapacidad, parados de larga duración, etc...) para explotarles introduciéndoles en  unas  redes de venta, al margen de cualquier  legalidad  y  moral. No se puede ser legal si se vende algo ilegal. Y si algo es ilegal, el Estado y el resto de Administraciones Públicas deben actuar con toda su energía para que no exista.

Categorias: Juego

... hace 76 años

Hoy 13 de diciembre los ciegos de toda España celebran el día de Santa Lucía y el 76º aniversario de la creación de la ONCE. Por ello nos gustaría compartir con vosotros algunas líneas sobre lo que supuso para los ciegos la aparición de la Organización, cómo nació y cuáles son esas peculiaridades que hoy la convierten en un modelo único en el mundo.

Durante siglos, la inmensa mayoría de las personas ciegas se vieron fuera del ámbito de la educación, la cultura o el trabajo, y estuvieron obligadas a ser mantenidas por sus familias, a ganarse la vida como juglares o a ejercer la mendicidad. Los más afortunados - o mejor dotados - consiguieron trabajar como músicos, aunque ejemplos como los organistas renacentistas españoles Francisco Salinas o Antonio de Cabezón son casos excepcionales.

Desde finales del siglo XVIII, comienzan a surgir en Europa instituciones preocupadas por la educación de los ciegos debido, en gran parte, a la difusión del Sistema Braille de lectoescritura en relieve. Pero su integración laboral seguía siendo muy poco frecuente, relacionada con la música o la artesanía.

Con la llegada de la II República, ciertas libertades hicieron posible que los ciegos crearan múltiples asociaciones para mejorar su precaria situación. Para sacar a sus miembros de la mendicidad, varias de ellas empezaron a vender rifas y cromos, y a cambio sus miembros obtenían un salario. Las más destacadas fueron el Sindicat de Cecs de Catalunya, la Federación Bética de Ciegos y algunas agrupaciones en el Levante español que, además de trabajo, proporcionaban asistencia médica, actividades culturales, etc..

Se fue gestando entonces la necesidad de unir fuerzas entre las asociaciones para defender intereses comunes y se crea, en 1932, la Federación Hispánica de Ciegos; pero la Guerra Civil paralizará cualquier otra iniciativa en este sentido.

En pleno conflicto, en agosto de 1938, la audaz decisión de tres ciegos sevillanos de la Federación Bética de Ciegos, les llevó a defender en Santander la existencia de la ‘tiflología’, una nueva ciencia social, ante el Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias. Más tarde, los mismos protagonistas hicieron comprender a la autoridad del momento que los ciegos necesitaban ganarse el pan con su esfuerzo.

Las autoridades políticas y académicas dieron muy buena acogida a la iniciativa que se cristalizó, de forma inesperada, en la promulgación el 13 de diciembre de 1938 del Decreto Fundacional de la ONCE, cuando España aún se veía envuelta en plena Guerra Civil.

Las particulares circunstancias sociales e históricas de su nacimiento y su singular evolución han convertido a la ONCE en lo que hoy es, un modelo único en el mundo.

Por un lado, es una organización ‘de’ ciegos, gobernada y dirigida por sus propios afiliados y, desde 1982, de una manera democrática con elecciones cada cuatro años.

En ella, la educación y el empleo son factores de inclusión social y se convierten en derecho efectivo de las personas ciegas para colaborar en la construcción y desarrollo de su país. Este modelo acaba con la política de la beneficencia y la pensión (utilizada en otros países) y apuesta por la inclusión laboral como palanca para hacer una sociedad mejor.

La ONCE se encarga de atender las necesidades de las personas ciegas, desde su nacimiento hasta su vejez, en múltiples áreas, como: la educación, el empleo, la formación profesional, la rehabilitación, la cultura o el ocio. Por contra, las organizaciones de otros países sólo se circunscriben a una o a algunas de estas áreas.

Por todo ello, 76 años después del nacimiento de la ONCE, las personas ciegas que viven en España han ido alcanzando cotas cada vez más altas de educación, cultura, independencia, realización personal y social...  y sus actividades son conocidas y reconocidas. La ONCE y su Fundación y ahora su vertiente socio-empresarial agrupada bajo la marca ILUNION conforman un grupo de personas capaces de aportar su esfuerzo cotidiano a la sociedad, convencidas de que son unos ciudadanos más y, nunca más, unos ciudadanos ‘de segunda’.

Categorias: Actualidad institucional

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Contenido - Acerca de la ONCE

Acerca de la ONCE

El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.

Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.

Para más información: www.once.es