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Un buen día de verano vi una noticia en Ilunion sobre la creación de un equipo de fútbol femenino para una liga de empresas. Me apunté sin leer por completo de lo que se trataba. Pensé que era una liga entre las empresas del Grupo Social ONCE de toda España. Cuál no sería mi sorpresa el primer día de entrenamiento, cuando los organizadores me dijeron que la Liga era... ¡con otras empresas de la Comunidad de Madrid! ¿Por qué no leí bien la convocatoria? ¿Cómo íbamos a jugar personas con diferentes discapacidades, sin apenas contacto con esa disciplina, contra empresas de todo tipo y, a buen seguro, con ninguna de sus componentes con discapacidad? No importaba, lo cierto es que empezó a embargarme una emoción y una ilusión indescriptible por el reto en mayúsculas que de nuevo teníamos. La oportunidad de sentirnos todas incluidas a través de lo que más une; un objetivo común.
Y allí estábamos el primer día de entrenamiento: 16 mujeres de Grupo Social ONCE con su entrenadora, Merche. Un lluvioso y frío miércoles, calentando alrededor de un campo que mi discapacidad visual no abarcaba por completo. Y desde este primer día todas coincidimos en que el objetivo era divertirse, hacer deporte y, cómo no, ir a por todas. Hay quién me pregunta cómo se me ocurre apuntarme a un deporte como el fútbol, y para jugar contra chicas sin discapacidad. La respuesta no es difícil: ilusión, responsabilidad hacia tus compañeras y hacia aquellos que representas y, la clave, afán de superación, el mismo que te impulsa diariamente cuando, como yo, tienes una discapacidad visual que te obliga a sortear continuamente obstáculos físicos y mentales. Por eso me calzo los tacos y echo a correr por el terreno de juego junto a mi equipo.
Primer partido
Disputamos el primer partido y, como lo importante es el resultado obtenido, resumo en un par de líneas como quedó el marcador: Lideramos la tabla con tres puntos al compañerismo, a la diversión, a una portera que sonreía con cada gol que paraba y con cada gol que encajaba, a los pases avisados con gritos para que las que no vemos, oyéramos que nos iba a caer el balón cerca, a la “capi” que nos animaba - “¡grandes!”, nos jaleaba cada vez que tocábamos balón aunque fuera con la cara-, al constante grito de ánimo de un banquillo, en pie durante todo el partido, a una entrenadora y acompañantes entregados y a los goles soñados que pudimos hacer realidad. Como dice nuestra entrenadora: “Hemos perdido el primer partido, pero eso no ha hecho que desistamos en el intento, sino todo lo contrario, pues hay aún más ganas, si cabe, de volver a entrenar, ajustar detalles y, entre todas, mejorar”.
Y es que, ahora, después de unos meses entrenando, entendemos que el fútbol no es solo correr tras una pelota, es mucho más, hemos mencionado el esfuerzo y el compañerismo, añadimos la toma de decisiones, tácticas y, muy importante, morales. Somos todas diferentes y al mismo tiempo iguales. No sabemos si algún día seremos las mejores jugadoras, pero tenemos claro que somos el mejor equipo. Estamos convencidas de que saborearemos todo, derrotas y victorias y, sobre todo, los ratos que compartiremos todas las semanas, que nos van a dejar un souvenir: una foto de mujeres excepcionales,... imparables.
Primera victoria
Llegó el segundo partido de la liga. Hubo algo que me sorprendió y que me dijo mi compañera Elena en el banquillo que me hizo que pensar hasta irme a dormir y fue: “Patri, lo estás haciendo genial pero no pidas más perdón, no lo sientas por cada cosa que haces y disfruta de lo bien que lo estás haciendo”. A esta chica, en la cual confío tanto y que tiene tanto que aportar, le doy las gracias por recordarme que igual que en el terreno de juego, no se puede estar pidiendo perdón por todo lo que una piensa que no hace bien, en mi día a día no puedo exigirme tanto y no puedo estar sintiendo que resto porque la verdad es que hubo un gol que evité como una profesional, tirándome al césped igual que cada día hay goles que evito y que suman y aportan a mi gente, a mi organización y a la sociedad en general y de los que me tengo que sentir orgullosa y muy válida.
Prueba de que estamos muy a la altura de lo que se espera de nosotras, fue cuando del banquillo rival oigo una voz que dice: “¡a la 19, cúbrela, no la dejes sola, cuidado con ella!”. Lo había escuchado de mis compañeras y pero escucharlo de las rivales fue especial, tanto que cuando vinieron a cubrirme no tuve otra cosa que decir: ¡por mí no te preocupes que no hay nada que temer, soy inofensiva…!
Y así llegó nuestra primera victoria, y seguimos liderando la tabla con 3 puntos a la humildad de un gol tímido y celebrado casi por lenguaje de signos; otros 3 puntos a la permanente sensación de alegría y celebración por las 14 de negro y de blanco que participábamos; y tres puntazos a los últimos abrazos y sonrisas de 16 de blanco y otras tantas de negro, fundidas en un gran compañerismo con botas de tacos y pisando fuerte.
¡A por todas! Porque el deporte, como la vida, demuestra que no debes rendirte nunca.
El Grupo Social ONCE participa en la Liga de las Empresas con otros dos equipos masculinos (uno juega los lunes y otro los miércoles), siendo un total 63 trabajadores y trabajadoras con y sin discapacidad los que cada semana se visten de corto para demostrar valores únicos de igualdad, unión y compañerismo sobre el terreno de juego.
Equipo Fútbol Femenino del Grupo Social ONCE
La historia relata un encuentro inesperado entre una mujer, que supuestamente ha triunfado en la vida, y un hombre ciego, al que contrató para pasar unas horas en un hotel. La obra de teatro “Los ojos de la noche” me ha dado la oportunidad de vivir una experiencia inolvidable: participar en el Teatro Cervantes de Londres de una experiencia maravillosa, que nunca olvidaré, y una oportunidad para demostrar todo lo que he aprendido en estos años sobre las tablas. El caso es que, de repente, me encontré en Londres representando una obra en español, con una actriz como Leyre Berrocal, teniendo como directora a Simone Coxall, en un teatro pequeño, pero íntimo y acogedor con un público tan cerca del escenario que prácticamente está integrado en la obra. Y con los actores fue maravilloso, una gran oportunidad para un actor que procede del Movimiento Teatral ONCE, aunque seguro que sería igual para cualquier actor.
En este montaje, he trabajado de forma diferente a como lo hago en España, la manera de montar la obra o de descubrir al personaje, es muy diferente pero a la vez enriquecedor. El único hándicap para mí fue la falta de tiempo, porque todo fue muy rápido. Incluso pensé que el idioma también podría ser un inconveniente ya que la directora es australiana, pero realmente no ha habido problemas ya que ella hizo fácil la comprensión de sus indicaciones y nos entendimos muy bien. He aprendido mucho sobre cómo trabajar el personaje y sacar sus sentimientos.
La obra teatral de Paloma Pedrero hace ver al espectador que la vida está llena de momentos de cambio que pueden aparecer en cualquier circunstancia y en cualquier lugar. En “Los ojos de la noche” un encuentro inesperado entre una mujer, que supuestamente ha triunfado en la vida, y un hombre ciego, al que contrató para pasar unas horas en un hotel, puede ser el detonante de una nueva vida. Ambos deberán poder abrirse y dejarse llevar por la corriente.
Gracias a esta iniciativa he conocido a grandes profesionales del Teatro Inglés y del Teatro Español, como es Jorge de Juan, director del Cervantes Theater y de la Compañía de Teatro Español aquí en Londres; o Leyre Berrocal, mi compañera de reparto en esta obra, quien siempre será mi Lucía.
No os podéis imaginar cómo, del 11 al 26 de septiembre, viví la emoción de subir a un escenario londinense para dar lo mejor de mí. Es el culmen a estos dos últimos años, que han sido muy intensose increíbles, ya que he estado representando “Don Volpone” con mis compañeros del grupo gaditano Orozú Teatro. Incluso estuvimos presentes en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, y al año siguiente volvimos para participar en la entrega de premios Reina Letizia a la integración, en ese mismo festival.
Pero “Los ojos de la noche”, sobre las tablas de un teatro londinense, ha sido el mejor broche final... y quien sabe lo que queda por venir. Esta obra que ha integrado a un actor ciego, que proviene del movimiento teatral ONCE, en la escena profesional de Londres, abre un nuevo camino para el teatro y las personas ciegas, una demostración que podemos acceder a todos los ámbitos, ya sean laborales, de ocio, artísticos o culturales.
Josema Gómez, actor
La ONCE abrió al mundo su biblioteca digital con más de 64.000 obras accesibles. Pero no fue un camino fácil hasta conseguirlo...
Pongámonos en situación. Para entender el Tratado de Marrakech hay que entender primero varias cosas. En primer lugar, que un libro o cualquier otra publicación no puede “tocarse” sin el permiso de sus autores; en segundo lugar, que las leyes de propiedad intelectual (derechos de autor) son nacionales y solo tienen valor dentro de las fronteras de un país. La ley española contiene una pequeña pero vital excepción a nuestro favor: permite hacer accesibles libros para personas con discapacidad ¿Y cómo compartimos textos con el resto del mundo? ¿Cómo los pedimos en otros idiomas si en esos países sus excepciones son también nacionales? Fácil, con un tratado internacional que permita utilizar esas mismas excepciones fuera de nuestras respectivas fronteras.
A esa conclusión llegó la Unión Mundial de Ciegos, que preparó un borrador mucho antes de 2009, con el apoyo de los representantes de Brasil, Ecuador, Paraguay y México, y lo presentó ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el organismo de Naciones Unidas que protege los derechos de autor.
En estas circunstancias, proferir en la sede de la OMPI términos como “excepción”, “exención”, “libre de derechos de autor” o “sin permiso de los autores” era casi como blasfemar en el templo de los derechos de autor. Y nuestro tratado no hablaba de otra cosa... Por lo pronto, conseguimos que la expresión “limitaciones y excepciones” que antes solo se susurraba con pavor por los pasillos de la sede de la OMPI en Ginebra, pasara a ser un punto inamovible del orden del día en todas las reuniones del comité de la OMPI que regula los derechos de autor, aunque miraban con recelo a los “bichos raros” que representamos a las personas ciegas y solicitamos esta opción. En múltiples ocasiones alegaron que con la libre distribución de los “libros para ciegos” iba a aumentar la piratería, que íbamos a acabar con el mundo de los derechos de autor, con la creatividad cultural...
La OMPI siguió los pasos a que se refería Mahatma Gandhi: “Primero te ignoran, después se ríen de ti, después de atacan y, al final, vences”. En fin, que se tardaron cuatro años en convencer a la mayoría de los países que integran la OMPI de que este tratado no perjudicaría en nada a autores y editores, y de que, además, haría mucho bien a millones de personas que solo pueden leer un cinco por ciento de los libros publicados, y eso en el mejor de los casos. A eso lo llamábamos (y lo seguimos llamando) “la hambruna de libros”.
En la antigua sala de plenos de la OMPI y los pasillos que la rodean vivimos discusiones eternas, cuestionándose incluso las comas de un texto durante horas para, poco después, eliminar de un plumazo todo el párrafo... Pasábamos de lo interesante a lo exasperante en minutos, de lo insufrible a lo esperanzador en segundos, y de una reunión a otra en seis meses. A ese ritmo nos iba a llevar décadas...Fueron sesiones maratonianas que acababan a media noche con un pedido de pizzas para cien personas o más -con la delegación de Estados Unidos invitando a chocolatinas (suizas, por supuesto)- para acabar declarando nula toda una reunión del Comité, que tardaría otros seis meses en reunirse. Eso sí, las ONG impulsoras, entre ellas la ONCE, trabajábamos mucho entre sesión y sesión.
Las distintas tácticas para minar el tratado, para quitarle sustancia o, simplemente, hacerlo desaparecer fueron de lo más variopintas y generaron incluso diferencias entre los grupos de negociadores por parte de las personas ciegas. La palabra “Tratado” para referirse a la propuesta de la Unión Mundial de Ciegos pasó a nutrir el cada vez más numeroso grupo de términos prohibidos, impulsando una simple recomendación sin validez legal alguna. Tras una reunión que una pequeña delegación de la UMC mantuvimos en Bruselas con el comisario Barnier (sí, el del Brexit), la Unión Europea empezó a virar su comportamiento, y su apoyo a la causa ganó en consistencia. Aunque surgieron problemas como no publicar varias veces un mismo libro en un formato accesible o la temida compensación económica a los autores y editores por cada libro compartido…
En 2012 se decidió que no había mucho más que discutir en Ginebra y se fijó una gran reunión en 2013 en Marrakech con denominación de Conferencia Diplomática, una macrorreunión a la que acuden las delegaciones nacionales con sus embajadores para cerrar los tratados internacionales.
José Feliciano y Stevie Wonder, claves
Hasta allí acudió la ONCE, y hasta el mismísimo José Feliciano a cantar mientras cenábamos en una jaima en el desierto, e incluso Stevie Wonder, quien dijo directamente a los negociadores el primer día que hicieran bien su trabajo, que ya estaba bien, y hasta nos prometió un concierto exclusivo si lo conseguían. Pero si las negociaciones en la sede de la OMPI habían sido duras, lo de Marrakech fue para vivirlo. Desde el primer día se nos amenazó con que no habría tratado (y eso que el Ministro de Industria marroquí bromeo con cerrar el espacio aéreo hasta que no hubiera tratado!) y se quisieron incluir a última hora cláusulas al tratado que lo harían totalmente inútil. Porque las ONG no negociamos directamente los términos de un tratado. No tenemos voto, pero sí el conocimiento exacto de lo que necesitamos y de lo que queremos. Por eso, durante los días que duraron las negociaciones, la delegación de la UMC se convirtió en la asesoría permanente de aquellos representantes de los estados miembros que defendían nuestra postura (que todavía los había que no, ¡incluso dentro de la UE!).
En la noche del 27 de junio de 2013, entre lágrimas, abrazos y aplausos, supimos que, en un futuro cercano, podríamos por fin intercambiar libros accesibles con total libertad. Eso sí, entre países que voluntariamente aceptaran los términos del tratado y así lo dijeran en su propia ley de propiedad intelectual, que no cobraran nada por este servicio y que se aseguraran de que los libros van a parar únicamente a quien los necesita. Cumpliendo con su palabra, Stevie Wonder volvió a Marrakech al día siguiente, y nos maravilló con uno de los conciertos más increíbles y emotivos que podáis imaginar. En un pequeño auditorio del Palacio de Congresos de Marrakech, limitado exclusivamente a los asistentes a la Conferencia Diplomática, Steve Wonder nos regaló más de una hora de su repertorio más conocido.
España, con el resto de países de la Unión Europea, dio el “sí, quiero” al tratado el 1 de octubre de 2018. Eso sí, después de cuatro años de negociaciones en Bruselas. Solo un año después, desde el pasado 8 de octubre, la ONCE cumple su compromiso abriendo su biblioteca digital, con más de 64.000 obras (la biblioteca en español de obras accesibles de gran calidad más grande del mundo) a todas aquellas entidades que dan servicio a personas ciegas y con discapacidad visual del mundo. Una colección de obras transcritas al braille por los mejores especialistas, los mismos que hacen nuestras signografías más complejas; con grabaciones de las mejores voces –como el actor José María Pou-; con partituras musicales elaboradas por expertos músicos braillistas: todo un lujo para las personas ciegas que hablen o entiendan el español, estén donde estén.
Un proceso largo, sí, pero corto para lo que es la puesta en marcha de un Tratado. Con Marrakech se han batido todos los récords: el tratado que menos tardó en negociarse y aprobarse (y fueron cuatro años...), el que menos tardó en entrar en vigor (tres años, y eso que exigieron veinte ratificaciones, un número superior al habitual), y el que más rápido se empezó a implementar (casi al día siguiente de su entrada en vigor).
Ahora, este tratado es la “niña bonita” de los tratados de la OMPI, el que presentan con más orgullo y al que le auguran una vida más larga y fructífera. En realidad, eso es lo que, a pesar de todo y de todos, nos hizo seguir, el saber que, tardara lo que tardara en llegar, este tratado y sus beneficios no iban a ser inmediatos, pero iban a durar siempre.
Bárbara Martín Muñoz y Francisco Martínez Calvo
Negociadores de la ONCE en el Tratado de Marrakech
¡Hola! Mi nombre es María Gabriel Ayala. Son los primeros días de septiembre, y ¿cómo no? También yo estoy nerviosa: ¡empieza la vuelta al cole!. ¡No, no! No soy alumna; soy una de las maestras de apoyo del Equipo Específico de Atención Educativa a Personas con Discapacidad Visual de Sevilla. En fín, maestra de la ONCE.
Me preguntan muchos que cuál es mi cole..., pues bien, no tengo uno sólo. Asisto a varios, allí donde estén escolarizados alumnos con déficit visual. En cualquier población, en cualquier barrio, en cada zona... Somos maestros itinerantes.
Nuestro equipo comienza en septiembre con la asignación de alumnos a cada maestro. ¡Qué nervios!, ¿dónde iré? nuevos alumnos, familias, tutores, directores, orientadores,...
Pues bien, ya tengo mis alumnos, con algunos ya he trabajado en cursos anteriores y este año continúo, van creciendo conmigo. Otros son nuevos para mí y vienen derivados por las compañeras de Atención Temprana.
Tengo de todo! Alumnos ciegos, otros con déficit visual; de etapas de Infantil, Primaria, Secundaria, FP y algunos con otras discapacidades además de la visual...
sí que, es hora de ir a los centros escolares para presentarnos, e ir llevando los materiales y adaptaciones al puesto de estudio que fueran precisos: máquinas Perkins, flexos, lupas TV, atriles, libros y recursos adaptados,... También es buen momento para asesorar a los nuevos tutores sobre cuál será la mejor ubicación del alumno dentro del aula, qué luz será la adecuada, mobiliario que precisará...
La atención que se determina a cada alumno varía en función de muchas circunstancias: en qué etapa se encuentra, qué resto visual funcional tiene, cuál es el sistema de lectoescritura que utilizará, uso de las TICs en el entorno educativo, nivel de autonomía personal,... De esta manera nuestro día a día es muy variado, desde introducción y enseñanza del braille, adaptaciones de materiales y recursos, transcripciones, estimulación visual, potenciación del uso de la tecnología,...
De las familias no nos podemos olvidar, y les damos igualmente la bienvenida al curso. Este año, el equipo tiene preparada una 'Jornada de Puertas Abiertas' para dar apertura al curso escolar. Allí estaremos presentes: psicólogo, trabajadora social, técnicos de rehabilitación integral, técnicos especialistas en tiflotecnología y braille, educadores, maestros de apoyo...
Queda ya muy poco para que comiencen las clases, y ¡ya sí! ahí comienza nuestra rutina, siempre con toda la ilusión, que en esta Casa nunca falta.
¡¡Feliz curso a todos!!
Hacia el sur, hasta Jaipur y Agra
De vuelta a Delhi
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Contenido - Acerca de la ONCE
Acerca de la ONCE
El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.
Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.
Para más información: www.once.es