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Hijos orgullosos de sus padres con discapacidad
Todos querían que nevase, que nevase mucho en la Jacetania, en el Valle del Río Aragón, Pirineos. Un nuevo grupo de valientes aventureros, menores de 16 años, se embarcaba el pasado fin de semana en una escapada llena de emociones y sensaciones para estar en pleno contacto con la naturaleza, acariciando animales y acariciando laderas nevadas con esquís de fondo. Jara, Arnau, Diana, Winsdom, Paula, Shobha, Izarbe, Sergio, Alex, David, Alicia y Luis fueron a conocer las vidas de Xabi, Teresa, Richard y Pirri. El grupo echó de menos a sus compañeros Jorge y Khadija, bajas de última hora por la impertinente gripe que castiga en estas fechas a media España.
Así, dos furgonetas partieron de ONCE Aragón hacia el norte, en busca de frío y diversión, en un fin de semana especial organizado por esta Deletación Territorial para sus afiliados y de convivencia que cada año se repìte y tiene más éxito entre los jóvenes de ONCE de la comunidad maña.
Gran viaje con ilusión y varias paradas
El viaje empezaba en Santa Cruz de la Serós, una pintoresca localidad cercana a Jaca donde esperaba Xabi, un enamorado de los animales y de la vida sencilla y comprometida en sintonía con el campo. Allí se ha construido la Granja Riorcal, con una vivienda y unas instalaciones granjeras que parecen casitas de la mismísima Hobbitown, la aldea de los hobbits. Contaban los asistenes que Xabi contagia, en menos de un minuto, su pasión por los animales. A todos los pequeños les enseñó una vaca, caballos, mulas, burros, mastines, cabras... Y, cómo no, los que se atrevieron pudieron montar en un burro manso al que incluso hubo que convencer para que se moviera. La experiencia era para todos los sentidos, pudiendo oler directamente su pelaje, acariciarlo y ver bien de cerca su morfología. Los realmente valientes hasta pudieron tocar los cuernos de la vaca... Muchas preguntas surgieron, mientras el grupo asaba chorizos para merendar y prepararse para la siguiente parada, ya en busca del alojamiento de la primera noche, en Canfranc.
El Albergue Sargantana dejó la segunda planta libre para el grupo de intrépidos, una buena decisión para no molestar a otros huéspedes. Antes de dormir, tocaba repasar el día juntos y terminarlo dándole un punto de magia e historia con la visita nocturna a la espectacular Estación Internacional de Ferrocarril de Canfrac, en un show interactivo, con un emocionante juego de luces, música y narración que maravillaron al equipo.
El sábado y el domingo eran los días de la montaña y el esquí, en las pistas de Candanchú. Los instructores de esquí, Pirri y Richad, atendieron y enseñaron al grupo de novatos estupendamente mientras ayudaban a perfeccionar a los veteranos. De esta forma, el equipo se dividió en dos grupos para poder aprovechar mejor las clases de esquí personalizadas y en cuestión de minutos todos los jóvenes ya estaban deslizándose por las laderas pirenaicas. El circuito, a los pies de la montaña de la Zapatilla, recorre los llanos de la Rinconada, una zona ondulada donde la pista marcada recorre bucle tras bucle un camino muy divertido y variado, ideal para iniciarse en este deporte donde la técnica es más importante que la velocidad. Los que se estrenaban en la actividad pronto le cogieron el truco a lo de deslizarse por la huella. Los que ya habían venido otros años enseguida demostraron sus destrezas.
Por la tarde, tras descalzarse las pesadas botas, tocaba volver al albergue para hacer repaso y conclusiones en una divertida actividad conjunta en el comedor donde se idearon y trabajaron un par de murales donde contar la experiencia con la montaña y este deporte de nieve. Risas, buenos recuerdos, planes para el día siguiente y la sensación de haberlo pasado en grande revolcados por la nieve con estos esquís que se embalan sin darte cuenta y llegan a alcanzar importantes velocidades en pendientes concretas.
Y todavía quedaba el domingo, antes de regresar a casa, en otra jornada llena de diversión, mejora de destrezas y un sol de ensueño pese a las bajas temperaturas pirenaicas.
Sin duda, una actividad para repetir al año que viene.
Se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y las dos viceconsejeras del recién elegido Consejo Territorial de la ONCE en Andalucía, Ceuta y Melilla, las dos directoras que se han incorporado al equipo de dirección, el Almería y Algeciras, en este nuevo mandato, junto con otras dos afiliadas andaluzas explican su recorrido vital, sus proyectos, expectativas y cómo pelean diariamente para que la sociedad no las discrimine por su sexo. Ellas son #AuténticAs.
La ONU, a través de la celebración del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, conmemora la lucha que las féminas llevan a cabo para participar, en plena igualdad de condiciones con respecto a los varones, en todos los aspectos de la vida pública y privada. Con este objetivo, las Naciones Unidas proclamaron 1975 Año Internacional de la Mujer. Esta iniciativa, a pesar de que en ciertos países como Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza ya dedicaban desde 1911, el 19 de marzo a homenajearlas, significó un impulso importante para el reconocimiento de la igualdad de hecho y de Derecho de las mujeres. En la actualidad, esta jornada ha adquirido especial relevancia y ha logrado hitos de participación impensables un lustro atrás. Las responsables, las afiliadas y las trabajadoras de ONCE, como no podía ser de otro modo, también reclaman sus derechos y libertades en esta fecha tan importante.
La vicepresidenta segunda del Consejo Territorial de Andalucía, Ceuta y Melilla, Milagros Rodríguez, resalta la importancia de la formación de las mujeres para abandonar el estereotipo de la mujer sólo como ama de casa. “Cada vez somos más las que queremos optar a un puesto de trabajo igual que los hombres, aunque todavía queda mucho camino que recorrer para conseguir ese objetivo”, reflexiona.
La consejera no se quiso olvidar de todo el esfuerzo y los años que le ha costado alcanzar su actual posición laboral porque, aparte de ser mujer, tiene una discapacidad y eso le somete a una doble discriminación. Sin embargo, piensa que su tesón ha merecido la pena. Ahora, en su nuevo papel de vicepresidenta del Consejo, Milagros Rodríguez siente ilusión, alegría, tranquilidad y mucho orgullo. “Mi objetivo es poner mi granito de arena para que la ONCE siga creciendo y para tener una sociedad más igual”, subraya. Rodríguez pasará el 8-M “reivindicando, trabajando y luchando para que las mujeres tengan, en esta sociedad, el puesto que se merecen”.
Por su parte, la vicepresidenta tercera del Consejo, Leonor Basallote, considera que, progresivamente, la sociedad valora más el talento de las mujeres y les ofrece un número mayor de oportunidades, aunque no esconde que, a su juicio, “queda bastante camino que recorrer” en este sentido. Aceptar su nuevo cargo le ha supuesto renuncias porque la conciliación familiar y la responsabilidad, en ocasiones, están reñidas. Afronta esta etapa de su vida con cautela, ya que le impone respeto. “Representas a un colectivo y, al ser mujer, siempre piensas que vas a ser un poco más observada”, lamenta. Leonor se compromete a trabajar duro durante los próximos cuatro años y festejará el Día de la Mujer centrada en sus quehaceres.
Un camino largo y difícil: historias en femenino
El camino de la flamante directora de la ONCE en Almería, María Jesús Segovia, ha sido, en sus propias palabras, “largo y difícil” porque, tanto en lo laboral como en lo personal, su vida no le ha permitido demasiado descanso. Es madre de cuatro chicos. Uno de ellos, al igual que ella es afiliado a la ONCE. Otro padece una discapacidad intelectual y el resto son sanos. Cuando su vástago requería cuidados especiales por su deficiencia cognitiva se involucró, por completo, en todo lo referente a su bienestar. No obstante, más tarde retomó sus estudios superiores y regresó al mercado de trabajo.
Ahora se muestra ilusionada con el reto de dirigir la ONCE en Almería. “Fue un momento para mí muy emocionante porque yo no me lo esperaba. No, porque no considere que no pueda hacerlo bien o que no esté preparada, sino, porque también pienso que hay muchas personas con mucho mérito”, indica. Segovia, en lo íntimo, desea que su familia acepte todo lo que conlleva su nueva responsabilidad y lo viva con alegría y, en lo profesional, que los afiliados almerienses salgan a la calle sin complejos, que los agentes vendedores continúen siendo referentes de la sociedad, centinelas de la ilusión, así como que la organización se vuelque con su provincia.
Segovia disfrutará del Día de la Mujer con mucha alegría y muy contenta de ser mujer. “Si naciera de nuevo, querría volver a nacer mujer”, manifiesta. “Con el resto de compañeros en Almería, por supuesto que organizaremos algo porque esa alegría, que toda mujer debe tener y que debe llevar a gala, hay que celebrarla y hay que ponerla en la calle”, defiende.
Asimismo, la directora de la ONCE en Algeciras, Gema Valderrama, destaca la creciente importancia de la mujer en la sociedad. “Por lo menos ahora nos están dando un sitio que antes no teníamos”, agrega. La directora agradece que la ONCE haya apostado, desde el principio, por su potencial porque en esta entidad no existe ningún tipo de discriminación, aunque admite haberla sufrido en otras empresas.
Davinia Navarro (Granada, 1982) tiene una dilatada experiencia laboral, en la que ha desempeñado distintas funciones, de empleada a empresaria, en diferentes empresas del sector de las telecomunicaciones, hasta que en 2007 engrosara la plantilla de vendedores de la ONCE. En su opinión, tener un empleo resulta fundamental, sobre todo, para las mujeres porque, atendiendo a su propio caso, enriquece en el plano emocional, facilita la independencia económica, y ayuda a conseguir una vida plena.
Navarro es la segunda de tres hermanos, uno de ellos, el mayor, es varón y todos ellos tienen una discapacidad visual grave provocada por una enfermedad de la retina que se llama Starcaht. A pesar de que confía en que sus padres han querido brindar la misma educación a todos sus hijos, si se retrotrae veinte años, encuentra que el hombre ha tenido algún que otro privilegio más, que la pequeña y ella. Por ejemplo, apunta el miedo que existía, al menos, cuando ella era niña a que las jóvenes salieran a estudiar o trabajar fuera de su ciudad.
A este respecto, Navarro sostiene que los trabajadores hallan menos obstáculos a la hora de conciliar las jornadas laborales con las tareas del hogar porque, normalmente es la mujer quien se encarga de estas últimas. Para defender esta teoría, Navarro se fija en el modelo familiar de su hermano, que también se dedica a la venta dentro de ONCE, y en el suyo antes de separarse. Resalta que su cuñada se ha ocupado siempre, más que él, de los asuntos domésticos y que su exmarido, aunque colaboraba, no asumía por completo el papel de padre y trabajador.
Eva María Chouza (Cádiz, 1973), vendedora del cupón de la ONCE desde 2004. Aunque es diplomada en Educación Social, estudia el Grado en Educación Social y el de Psicología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Eva, por ser la mayor de 7 hermanos, cuatro chicos y dos chicas, repartía las tareas del hogar entre los pequeños y no hizo distingos entre los niños y las niñas. En su vida de casada, presume de que su marido es una persona con conciencia y en su casa asume, incluso, más labores que ella. “En ocasiones es difícil, pero yo lo vivo con cierta normalidad”, afirma.
En cuanto al empleo, Eva ha desempeñado diferentes trabajos desde que, siendo muy pequeña, se introdujese en este mundo como empleada del hogar. Recuerda con pena como, a la “hora de acceder al mercado laboral podía dedicarse únicamente” a servicios de limpieza domiciliaria, a impartir clases particulares o al cuidado de mayores.
Chouza padece una degeneración de la vía prequiasmática bilateral. Por causas derivadas de su enfermedad, necesitó proteger su ojo temporalmente. Esta circunstancia le dificultó, aún más, su contratación. En las entrevistas le preguntaban cuándo le retirarían el parche. Ella no duda y suma a las dificultades con las que se encuentra por ser mujer, otras por tener discapacidad visual grave. Eva pasará el 8-M trabajando.
Christian Díaz Rodríguez
ONCE Andalucía
Teniendo siempre presente el entrañable y emotivo recuerdo que guardo de los centros de recursos educativos de Alicante, Sevilla y Madrid, en los que durante once años la ONCE, con un excelente equipo de intachables profesionales, me proporcionó una educación y formación digna de los mejores elogios; el 31 de diciembre de 2018, después de treinta y cuatro años, cinco meses y diecisiete días de trabajo en la Delegación Territorial de la ONCE en Madrid, pongo el broche a mi trayectoria laboral.
Una trayectoria laboral en la que durante una etapa de dieciséis años he trabajado con orgullo y una inmensa satisfacción ofreciendo ilusión para convertir sueños en realidad. En esta reciente etapa aprendí a vencer mi timidez, tuve la oportunidad de recoger el cariño de los portadores de sueños y fui testigo de excepción de la solidaridad que la SOCIEDAD procesa a una reconocida y querida INSTITUCIÓN. Sin complejos, y con respeto a mis superiores, me atreví a exponer siempre lo que yo consideraba mis planteamientos de mejora. Muchos días de un intenso frío, un agobiante calor, una interminable lluvia; son algunas de las adversidades climatológicas que me sirvieron para que nunca se me olvidara el meritorio trabajo que a diario realizan los vendedores de la ONCE.
Durante dieciocho años he trabajado escuchando a las personas como a mí me gusta que me escuchen: explicando el porqué de las cosas, motivando a los nuevos afiliados, fomentando los servicios de la ONCE. Y todo ello rodeado de un gran puñado de compañeros que tuvieron paciencia para enseñarme, que supieron disculpar y asumir mis errores y a los que les quiero expresar mi más sincero agradecimiento por la paciencia que han tenido conmigo, por todo lo que he aprendido de ellos y por el cariño que siempre me han demostrado.
Quiero en estas líneas agradecer y reconocer el trabajo y la profesionalidad de todo el personal con el que he tenido la oportunidad de compartir mi trabajo en mi etapa de gestión. Gracias a todos y cada uno de los compañeros con los que he trabajado a diario compartiendo muchas horas de un intenso trabajo, en el que su profesionalidad, implicación y compromiso han sido las claves para que mi trabajo con aciertos y errores saliera adelante. Gracias a quienes, en el área de juego, en el despacho y en la calle, me enseñaron a reconocer y valorar el trabajo para motivar y ayudar a los vendedores en su día a día. Gracias a los profesionales del área de servicios de la ONCE por su constante desvelo para atender con agilidad la demanda de los afiliados. Gracias a todas esas personas que en la sombra desempeñan un extraordinario y eficaz trabajo, imprescindible para facilitar las tareas de los vendedores y las demandas de los afiliados.
A lo largo de mi trayectoria laboral no sé si he cosechado muchos o pocos amigos, si me merezco el cariño con el que mis compañeros y responsables me han obsequiado durante todos estos años; pero de lo que no me cabe ninguna duda es del respeto con el que siempre me han tratado.
Cierro las puertas de una intensa etapa laboral en la que espero haber sido capaz de aportar mi modesto granito de arena para fortalecer a una INSTITUCIÓN que más allá de la vida laboral, me ofrece la oportunidad de abrir otra apasionante puerta, para que pueda disfrutar de esas actividades y servicios que yo recomendaba a los afiliados y que me permitirá compartir muchos y entrañables momentos con los que han sido mis compañeros y superiores.
No puedo evitar que la nostalgia y emoción se apoderen de mi al recordar a mis padres donde quiera que se encuentren. No fue fácil para ellos comprender que el futuro de un diablillo que tantos quebraderos de cabeza les daba, se encontraba lejos de ese cortijo de Almería, en el que en una veraniega mañana un desconocido señor se afanaba en explicarles que ello era posible a muchos kilómetros de distancia. Con orgullo y esperanza vieron que aprendí a leer y escribir; se emocionaban al recibir las notas académicas y al comprobar mis progresos, resignados a no tenerme cerca; con esfuerzo y sacrificio me apoyaron en mis inicios laborales; se admiraron al comprobar cómo pasito a pasito fui formando la que hoy es mi familia; y lo que tal vez ellos no se imaginaron, se convirtió en una jubilosa realidad y tuvieron la oportunidad de disfrutar de los nietos que ese indómito diablillo les dio.
Todo ello ha sido posible gracias a la ONCE, una Institución que me encontró perdido en un incierto futuro, y a la que con orgullo, dignidad y un inmenso agradecimiento, me atrevo a gritarle a todo el que me quiera escuchar. Te quiero ONCE.
José Molina Torres
Afiliado a la ONCE
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El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.
Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.
Para más información: www.once.es