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Suena el reloj, otro día más, y pienso: “qué suerte despertarse cada día e ir con ilusión a trabajar...”. Cada jornada es diferente, ya que los maestros de la ONCE vamos itinerando por los centros educativos donde se encuentran escolarizados los alumnos/as y, por lo tanto, nuestro trabajo varía en función de las necesidades de cada niño/a.
Cada mañana, nada más llegar a la ONCE, reviso mi agenda y compruebo los materiales que tengo que llevar al colegio donde voy a acudir esa jornada, como, por ejemplo: mapas o maquetas en relieve, apuntes en Braille, materiales para potenciar el resto visual etc. Una vez tengo todo preparado, lo monto en mi coche, un poquito de música y empieza el día.
En Medina del Campo me está esperando Lucía, una alumna ciega que está cursando 1º de la ESO. Según el día de la semana, trabajamos diferentes contenidos; aprendemos los nuevos símbolos matemáticos en Braille, exploramos y estudiamos con las manos el mapa que esté dando en ese momento, y además, trabajamos con el ordenador para ser cada día más autónomas, así como la orientación y movilidad por el instituto. Y, por supuesto, en el recreo cogemos fuerzas. Una vez finalizada la jornada, vuelvo a la ONCE con nuevas tareas, apuntes o exámenes que transcribir a Braille.
Hoy toca otro pueblo vallisoletano, Cabezón de Pisuerga. De nuevo cogemos el coche y nos ponemos en carretera, este municipio está más cerquita. Allí apoyo a Sofía, una niña de 2º de E. Primaria con baja visión. Juntas aprendemos a utilizar el manejo de las herramientas ópticas que la ONCE pone a disposición de los alumnos, en este caso concreto el uso de diferentes lupas, trabajamos para potenciar el resto visual buscando que sea lo más funcional posible, buscamos las adaptaciones necesarias para que el material con el que nos toca trabajar sea accesible y, al mismo tiempo, vamos solventando las necesidades del día a día.
Aunque el contacto con el profesorado que imparte clase a mis alumnos es continuo, siempre me gusta aprovechar el cara a cara los días que estoy en los centros para orientarlos y asesorarlos sobre cómo trabajar con ellos, afrontamos los nuevos retos que van apareciendo en el día a día, y así, poder solventar conjuntamente las dudas que van surgiendo. La atención de las necesidades del alumnado es una labor de todo su entorno; para que la maquinaria funcione es fundamental implicarnos y poner nuestros conocimientos a su disposición, así se conseguirán grandes retos.
Y... casi sin darme cuenta... ¡Ya estamos en el segundo trimestre, el curso va que vuela! Cada día llego a casa con un aprendizaje nuevo, mis alumnos también me enseñan, es un trabajo mutuo. Durante el curso, mi mochila personal se va llenando de experiencias muy enriquecedoras y claramente, la mochila tiene que seguir llenándose.
También hay hueco para momentos divertidos… como me sucedió con un antiguo alumno de los más pequeños, le sorprendió mi larga melena y no quería dejar de acariciarla con su mano; o cuando, vísperas de Navidad, una alumna estaba muy emocionada diciendo a sus compañeros de clase que iba a tener la oportunidad de ir a una fiesta “privada” con Papá Noel en la ONCE y claro... sus amigos también querían venir.
Puedo decir que mi labor docente con este alumnado me parece muy gratificante y fructífera. Pasito a pasito vamos avanzando. Me siento muy afortunada de poder disfrutar realizando mi trabajo.
Belén Ortega
Maestra ONCE D.T. Valladolid
Auditorías que reafirman responsabilidad
17 de febrero. Día Internacional del Juego Responsable
Como hacemos todos los años, la web JuegosONCE.es ha sido auditada por una compañía independiente, habiendo obtenido por segundo año consecutivo, la máxima puntuación posible, que es de 100 puntos, lo que marca el compromiso de JuegosONCE y, por extensión, de la ONCE, con todos y cada uno de sus clientes.
Las auditorías de Juego Responsable son procesos en los que se examina el correcto alineamiento de la forma de actuar y funcionar, del procedimiento por el que se rige la web, con los estándares internacionales de referencia, en este caso en el sector de Juegos y Loterías y que, para la realidad de la ONCE, están relacionados con lo estipulado por la Organización Mundial de Loterías (WLA por sus siglas en inglés) y las Loterías Europeas (EL).
En el contexto de permanente compromiso con la sociedad adquirido desde hace 85 años por parte de la ONCE, cobra especial relevancia la revisión anual en forma de auditorías de los entornos de juego llamados digitales o remotos, es decir, que se diferencian por su naturaleza de las actividades de juego presenciales y que son las que más asocia el conjunto de la ciudadanía con nuestra labor, identificada en nuestros tradicionales vendedores y vendedoras.
Pero además de estos “centinelas de la ilusión”, -todos ellos personas con discapacidad-, y los puntos de venta autorizados de nuestro CFC (canal físico complementario), la ONCE cuenta con un canal de juego por Internet, denominado JuegosONCE, que lleva funcionando bastantes años y que representa una oferta complementaria, especialmente en el soporte, de los distintos productos de lotería que se comercializan por parte de la Organización.
Se trata de JuegosONCE.es, que representa solamente el 3% de los ingresos totales de la ONCE por la venta de los diferentes productos de lotería, correspondiendo a sus canales presenciales y sobre todo al Canal Principal, integrado por vendedores y vendedoras, la generación de la gran mayoría de dichos recursos, entre otras razones por el innegociable compromiso de la Organización con la empleabilidad de muchas personas ciegas y con otras discapacidades que acceden en exclusiva a este trabajo y que, actualmente, rondan los 20.000.
Volviendo a la web y a nuestro compromiso con las Administraciones Públicas y, especialmente con la sociedad, de regular un acceso al juego con unos hábitos de consumo saludables, la auditoría constata nuestro esfuerzo de adaptación a la normativa recién promulgada en el último Real Decreto aprobado por el Gobierno, orientado a fomentar hábitos de juego, lúdicos, responsables y conscientes, en aras de una mayor protección del jugador, objetivo que todos perseguimos.
En esa línea, el “juicio” de una auditora independiente, que evalúa tanto las obligaciones legales de cumplimiento, como el respeto a los estándares internacionales mencionados, seguramente imbuidos por un “deber” que nos autoimponemos de especial protección sobre jugadores y consumidores, nos hace merecedores de lograr, por segundo año consecutivo, la máxima puntuación posible, 100 puntos.
Pero ¿Qué es concretamente lo que se examina en estos procesos de auditoría? Se evalúa la forma de identificarse y registrarse como jugador; los sistemas de autenticación de la persona; el funcionamiento de los controles parentales para evitar el juego a menores de edad; las opciones para establecer límites de juego, ya sean de cantidad o de tiempo; o la posibilidad de acogerse de forma segura y fácil a medidas como la autoexclusión o autoprohibición.
Es más, la propia web difunde de forma periódica o aleatoria “pistas” que apelan a la realidad del jugador estimulando su plena consciencia, la posibilidad de realizar test de autodiagnóstico sobre posibles comportamientos de consumo excesivo e incluso la opción de acceder a centros o instituciones tanto públicas o privadas relacionadas con el tratamiento de problemas derivados de trastornos con el juego, o un teléfono gratuito orientado al Servicio de Atención al Cliente.
En definitiva, estamos satisfechos por una auditoria que confirma nuestra forma de entender el aspecto lúdico y divertido del juego, desde una perspectiva plenamente responsable, alineada con los valores que enraízan con los fundamentos sobre los que se asienta la ONCE y, por eso, nos reafirmamos en los que somos, una lotería social, segura y responsable, en la que las personas son el pilar más importante.
Miguel Prieto
Responsable de la Unidad de Calidad,
Seguridad y Juego Responsable de la ONCE
Día de la lectura en voz alta
Homenaje al padre que leía a su hijo ciego
Cada primer miércoles de febrero, desde 2010, se celebra el Día mundial de la lectura en voz alta, por sus numerosos beneficios y por su función histórica; de justicia es celebrarlo.
Quiero dar gracias a quienes leen en voz alta para las personas ciegas creando audiolibros en formato Daisy, como uno de los servicios que nos presta la ONCE haciéndolos accesibles al poder navegar por ellos y dejar marcas, a modo de subrayados. Pero más aún, gracias a las personas que me leen los carteles cuando asisto a una exposición o cuando, paseando por las calles, me cuentan lo que puede leerse aquí y allá. Gracias eternas a mi padre que, venciendo al sueño y a la ignorancia de hombre trabajador de campo, me leía los manuales de Historia cuando me estaba quedando ciego. Seguro que, para ti, que me lees, acaso en voz alta, también resultará motivo de celebración: recuerdas cuando te leía cuentos tu abuela, o cuando te has emocionado al escuchar la lectura de una historia fascinante. Sí, eso es, ¡¡feliz Día de la lectura en voz alta!!
Por todo ello, imagino: la heredera Carlota es la última de una estirpe de mujeres que leen en voz alta. Ya es anciana y no ha tenido hijas. Su vista está muy cansada, después de tantos y tantos libros, cuentos y poemas que ha leído a lo largo de su vida. Su madre le enseñó el oficio y la hizo sentirse orgullosa de lo que era, aunque en el siglo XXI su función cada vez sea menos valorada en una sociedad tecnológica y alfabetizada. Su madre, Elena, le hablaba, con brillo en los ojos y emoción en la voz, de sus antepasadas, todas mujeres lectoras. En la memoria se perdía dónde empezó todo. Acaso fuera en alguno de los palacios venecianos o en un harén de Estambul, imitando a Sherezade.
Luego hubo una que leyó en las fábricas de tabaco de La Habana, donde se liaban los cigarros que, luego, llevarían el nombre de Montecristo por el famoso personaje de Jules Verne. Le habló de otra lectora que ejerció al servicio de una duquesa en la corte imperial de Viena. También las hubo que leyeron para niños en orfanatos y para ancianos en asilos. Hasta hubo una que enseñó a las geishas japonesas el valor de la lectura para cautivar a sus clientes al tiempo que les servían el té. De todo eso le hablaba Elena a Carlota durante los momentos en que renegaba de su destino. A la muchacha le habría gustado dedicarse a otra cosa, pero los años se empeñaron en no dejarla abdicar. Y, pese a todo, aprendió a amar las historias. Sus deseos de rechazo fueron cediendo al comprobar que lo que hacía generaba momentos felices.
Fue cuando acompañó a su madre a leer a una residencia de personas mayores. Cómo se emocionaron los que la escuchaban viajar con la palabra. Vio lágrimas de emoción y gestos entregados. Aprendió entonces a poner el alma en la voz, a modular el tono, a transformarse cuando abría el libro que tocara. Carlota ahora ya casi no puede leer, pero sí recordar. Recuerda los libros leídos para aquel señor ciego y para aquellas mellizas a las que entretenía mientras la madre trabajaba en el turno de noche como enfermera y a otros muchos clientes. No todo ha sido bueno, claro. Ha habido quien la ha despedido con desprecio, o quien la ha hecho sentirse fracasada. Toda una vida dedicada a leer en voz alta, unas veces, dramatizando, otras siendo neutra interlocutora entre el papel y el oyente. Ha leído en estudios de radio, en casas particulares, en colegios… Carlota no sabría con qué historia quedarse ahora que va a ser ella quien escuche. Su madre falleció con un libro en las manos, ella… quién sabe. Eso sí, sabe que no lo hará sola pues la van a acompañar los personajes de tantos y tantos libros a los que ella ha dado vida, gracias a su voz.
Alberto Gil
Historiador, técnico braille, experto escuchante
Cuando hace cinco años y medio lancé la campaña “Soy sorda, no disminuida, aunque lo diga la Constitución”, en change.org, para reformar el artículo 49 de la Constitución, no pensé que fuera a tener el impacto que tuvo; que me llamarían para comparecer en la Comisión de Políticas Integrales de la Discapacidad de la Cámara Baja, y que presenciaría mucho tiempo después la votación de la reforma en el Pleno del Congreso, que se celebró en el Senado. Estaba nerviosa, lo confieso. Y no quería. Desde el principio he dicho que hasta que no lo vea publicado en el BOE, negro sobre blanco, no cantaré victoria. Pero estaba nerviosa. Además, el murmullo del hemiciclo subía hasta la tribuna y se escuchaba muy mal.
Todos y cada uno de los grupos parlamentarios fueron exponiendo sus razones para apoyar o no la reforma de este artículo, y llegó el momento de la votación. Fulanito de Tal, sí, Menganito de Cual, sí, Zutano de Tal Cual, no, sí, sí, sí, sí, no, sí… y aquello era eterno. ¡Qué votación más larga! Cuando el presidente de la cámara dio el resultado -312 de los 350 diputados del Congreso apoyaron la reforma del ya famoso artículo 49 de la Constitución- arranqué a aplaudir y a abrazar a todo el mundo. A mi amiga Carmen Arana, que vino expresamente desde Barcelona, a la gran Ana Peláez, a Luis Cayo, a mis compañeros de Servimedia, a Iñigo Alli y a Jordi Xuclà, que acudieron también a la votación; por abrazar, abracé hasta a la ujier que vigilaba que el público de la tribuna no se desmadrara y nos tuvo a raya toda la sesión. Fue a regañarme, y yo le di un abrazo y le dije: “No me regañe, mujer, que es un día histórico”.
Me salía una mezcla de risa y llanto, y un “no me lo puedo creer” a cada rato. Porque ha sido un camino largo, lleno de sinsabores, de ninguneos, de incomprensión, de mucha pedagogía de la discapacidad, y también repleto de las más de 80.000 firmas que recabó mi petición en change.org de gente maravillosa que me ha apoyado y ha difundido la campaña. Y en ese momento, pensé en todas esas personas que no dudaron en respaldar esta vieja reivindicación del CERMI, que había caído en el olvido hasta 2018. Pensé también en Federico Mayor Zaragoza, padre del famoso artículo 49, que me escribió y me trasladó su apoyo a mi iniciativa y el subidón que su respaldo me dio. Conversar e intercambiar impresiones con él en persona fue un lujazo.
Las personas con discapacidad nunca más volveremos a ser disminuidas que necesitamos tratamiento y rehabilitación. Y yo he sido parte impulsora de ese cambio. Eso nadie me lo podrá quitar. Ha sido un viaje largo y duro. Pero merece la alegría.
Vicky Bendito
Periodista
Trabajadora de Ilunion Comunicación
Activista de la #discapacidad
¿Habéis probado alguna vez una taza de Cola-cao con zumo de naranja? Yo sí, de hecho no se me olvidará nunca.
Os preguntareis, ¿y esto a qué viene? Pues a que si os fijáis, un tetrabrik de leche tiene exactamente el mismo aspecto y forma que el del zumo… o que el del vino blanco o un caldo de pollo.
Puede que sea un detalle insignificante para la mayoría, pero para las personas que tenemos discapacidad visual grave supone la diferencia entre ser autónomos y pasar a estar en igualdad de condiciones o no, ya que sin algo tan esencial como la inclusión del código braille en los envases, dependeremos eternamente de alguien para saber qué productos utilizamos.
El sistema braille lleva ya casi 200 años entre nosotros y fue la consecuencia de que una persona ciega, el francés Louis Braille, tomara la decisión de crear una herramienta que permitiera a las personas sin visión poder leer y escribir.
¿Quién no ha visto una botonera de ascensor en braille o un medicamento con esos puntitos tan característicos? Pues os sorprendería la cantidad de aplicaciones que tiene el braille en el día a día de una persona ciega o con deficiencia visual grave.
Los seis puntos que conforman un cajetín braille correspondiente con cada carácter forman un total de 64 combinaciones, las cuales se usan no solo para las letras y los números sino también para escribir en cualquier idioma, en partituras musicales, para anotar partidas de ajedrez, etc. Y no podemos olvidar que cada vez más podemos encontrar cartelas explicativas en museos y diferentes monumentos, que nos acercan la cultura y el arte para que con nuestras manos conozcamos un poquito más la historia.
Este sistema, además, permite que las personas, puedan ejercer en igualdad de condiciones un derecho tan básico como votar de forma independiente en unas elecciones.
Durante muchos años, y aún hoy día, se tiene la idea de que el braille es algo obsoleto, pasado de moda o que resulta tan lento y tortuoso que no sirve para nada. Pues permitidme que lo pongamos en duda porque gracias a él, combinado con el uso de la tecnología, muchas personas trabajamos a diario con dispositivos como teclados, anotadores o líneas braille; por no hablar de esos fantásticos juegos de mesa que nos regalan momentos divertidos y lúdicos con familia y amigos.
Y si es por problema de espacio… eso está solucionado con la colección de libros en formato de bolsillo que el Servicio Bibliográfico de la ONCE tiene a disposición de los usuarios, así como fantásticos mapas en relieve con sus claves en braille que nos ayudan a hacernos una idea de cómo es el mundo.
El aprendizaje del braille es una tarea y un compromiso con los que la ONCE pretende alfabetizar a los más pequeños, poniendo a su alcance cuentos multiformato o recursos manipulativos que les permitan leer y escribir como el resto del alumnado de sus centros. Aunque no podemos olvidar que la discapacidad visual es algo que cualquier persona puede adquirir de forma repentina o que progresivamente va llegando con la edad.
En este sentido, recientemente se ha puesto en marcha un método de aprendizaje de enseñanza del braille para personas adultas llamado “Ponte a Punto”, que pretende acercar el código de forma amigable y dinámica a aquellas personas que creen que por perder visión, también han perdido la oportunidad de divertirse.
El braille no solo sirve para leer una novela, sino para poder echar una partida de cartas con los compañeros, y habrá quien únicamente lo quiera para identificar el botón correcto en el ascensor de su edificio; lo que sí es cierto, es que el braille sigue más vivo que nunca, dándonos grandes alegrías, y permitiéndonos seguir creyendo en un proyecto en común, que nos une y nos hace tener una seña de identidad.
Marina Rojas
Jefa del Departamento de Comisión Braille Española y Etiquetado
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Acerca de la ONCE
El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.
Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.
Para más información: www.once.es