https://www.once.es/Esta es la historia de Josefina, profesora de la ONCE en Barcelona, que hace ya unos años se embarcó en una iniciativa solidaria en la que involucró también a amigos y a la Organización. El resultado no ha podido ser más rotundo: todos los niños ciegos de los campamentos saharauis, escolarizados. Ha merecido la pena la historia, su esfuerzo y el de muchos colaboradores. Así lo cuenta:
A principios del 2003, una compañera de una ONG de Premià de Mar me propuso acompañarles en su próximo desplazamiento a los campamentos de refugiados saharauis porque habían recibido la demanda de ayuda para escolarizar a los alumnos con discapacidad visual, y sabían que yo trabajaba aquí, en la ONCE de Barcelona, con estos alumnos. En los campamentos ya contaban con asociaciones que se habían comprometido a la construcción de las escuelas y a las dotaciones básicas, pero no tenían quién pudiera aportar formación específica.
Dije que sí, pero puedo asegurar que no sabía dónde iba ni a qué me comprometía. Además, recuerdo que diez días antes había empezado la guerra de Irak, y pegamos enormes mensajes de paz en nuestra ropa y mochilas, no fueran a confundirnos con invasores.
Llegar allá, al desierto más áspero - arena , piedra y viento- y ver cómo vivían todas aquellas personas que habían tenido que huir de su tierra con lo puesto me impresionó profundamente, y sigue impresionándome. Porque llevan 40 años viviendo ahí, sin más perspectivas de futuro para ellos, sus hijos y sus nietos, que aquel desierto y aquel cielo, con unos amaneceres espectaculares.
Qué no decir de las condiciones de vida de los niños, y especialmente de los niños con algún tipo de discapacidad. A pesar de todo, con más o menos acierto, todos estaban escolarizados. Todos excepto los niños y niñas con discapacidad visual.
Al volver hablé con mis compañeros del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Barcelona y formamos un equipo de cuatro personas, dispuestos a dar respuesta a la demanda que había recibido: Núria, Mº José, Albert y yo. Y en el 2004 hicimos realidad nuestro primer curso de formación sobre discapacidad visual en los campamentos. En el 2009 Núria falleció y entró en el equipo Marta.
El proyecto lo asumió primero el Ayuntamiento de Tiana y, a partir del 2006, la ONCE. Luego vino la Mesa de Coordinación con todas las asociaciones que cooperan con estas escuelas. Entre todos hemos conseguido que funcionen cinco pequeñas escuelas para alumnos con discapacidad visual, una en cada “wilaia”, con la vocación de pasar a la inclusión y de convertirse en pequeños centros de recursos. La ONCE se responsabiliza de los gastos relacionados con la formación y los materiales específicos. Las demás asociaciones, de los edificios, mobiliarios, material general, alimentación, vehículo, electrificación…y pequeñas compensaciones económicas para el personal.
Es cierto que hay campamentos de refugiados en muchas partes del mundo y que, justamente ahora, a Europa llegan centenares de miles de personas en busca de refugio desde África y Asia. Los saharauis son unos más entre los millones de personas injustamente tratadas en este mundo que debiera ser igual para todos.
Pero no es menos cierto que cuando la cooperación te implica personalmente, cuando conoces por el nombre a todos los alumnos y a las maestras, y a sus hijos, y a algunos vecinos, a las autoridades, cuando te saludan en el mercado porque se acuerdan de ti, cuando se alegran de verte, se convierte en real algo que creemos que es un tópico pero que resulta que es verdad: recibes mucho más de lo que das.