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Un grupo de alumnos de 4º de la ESO del Centro de Recursos Educativos (CRE) de ONCE Madrid estuvimos durante 4 días de viaje de fin de curso. El destino de ese viaje fue Lisboa, lugar con encantos turísticos, culturales y de ocio. El sonido de las conteras de nuestros bastones por el empedrado luso hacia que nuestros paseos no pasaran desapercibidos.

Hemos aprovechado el viaje para adquirir cultura y disfrutar de la convivencia y de los compañeros. La visita a los principales monumentos de la capital portuguesa (la Plaza del Comercio, la Torre de Belén, los Jerónimos, el barrio alto…), un paseo en velero por el Tajo, disfrutar de los pasteles de nata de Belén, una noche con cena escuchando fado en Alfama fueron algunas de las actividades culturales que ocuparon nuestro tiempo. También fue destacable el esfuerzo por comunicarnos con las personas que encontrábamos a nuestro paso en su idioma: "bon día, boa noite, muito obrigado..." y subsanar la dificultad de llegar a entender que el frango es el pollo a la hora de pedir comida... En el aspecto culinario hay que reconocer que el bacalao, a pesar de estar en Lisboa y Portugal. no fue la estrella en las comidas, y si las universales hamburguesas y patatas fritas.

No hay que olvidarse de la parte lúdica del viaje, con un baño en las frías aguas de Cascáis, porque bañarse a 16 grados es de valientes: “Yo no me bañé, pero estuve en la arena y se estaba de lujo”, añade Antonio, uno de los alumnos.

No se quedaron atrás las compras de tranvías como estrella, tanto en imanes como en maqueta que poder tocar y para disfrutar del recuerdo, y el recorrido por múltiples plazas lisboetas cargadas de gente en fiestas. ¡Allí los españoles lo dimos todo bailando su música!. Una plaza es una fiesta en el mes de junio en Lisboa, celebrando San Antonio.

El primer vuelo para alguno de los alumnos hizo de ese viaje un momento especial. Grabar con el móvil cada instante por la ventanilla y vivir el vuelo con tanta intensidad fue una experiencia nueva e indudablemente inolvidable para algunos de ellos. En cambio, también tuvimos a quien cayó en los brazos de Morfeo de tal forma que no se enteró del despegue ni del aterrizaje en la vuelta a Madrid.

"El sonido de las conteras de nuestros bastones por el empedrado luso hacia que nuestros paseos no pasaran desapercibidos"

Desde el pasado mes de octubre estuvieron preparando los alumnos el viaje y su financiación. La venta de “Sal Valentín” y la feria del “Jabón Ibérico”, en la que los alumnos vendieron sales de baño y jabones de aceite, fueron algunas de las acciones para conseguir dinero para financiar este viaje.

Entre las opiniones de los alumnos sobre su aventura lisboeta están las siguientes:

“Fue una experiencia que nunca olvidaré, nunca había viajado al extranjero y mucho menos en avión”

“Para algunos fue la primera vez que viajábamos en avión y fue genial”

“Fue una experiencia única”

“Me encantó el viaje, pero terminamos agotados. Aunque yo si pudiera y hubiese dinero, lo hubiese alargado tres días mas"

“El viaje estuvo muy divertido”

“Nuestro viaje a Lisboa fue una pasada”

“Y luego, después de cenar, siempre íbamos plaza por plaza bailando y dándolo todo”

Y ahí va la opinión conjunta de alumnos y profes: "Sin duda una experiencia más para meter en la mochila. Gracias a todos los profesionales que nos habeis ayudado a cumplir este sueño".

Alumnos y profesores del Centro de Recursos Educativos (CRE) de Madrid.

Categorias: Ocio y cultura

“Me insinuaron que renunciara pero eso me animó a seguir”

Llegó a mi casa una comunicación para formar parte como vocal de una mesa electoral en las pasadas Elecciones del 28A y mi primera reflexión fue si podía desempeñar esta función de servicio a la comunidad.  Seguramente, dada la importancia del encargo, además de la responsabilidad que entraña, cualquier ciudadano debería plantearse esta cuestión, pero especialmente si tiene una discapacidad visual grave como es mi caso. Este fue mi primer planteamiento: ¿Qué tareas tengo que realizar como vocal de una mesa electoral?. Manos a la obra. Solicité a la junta electoral provincial el manual correspondiente, que me remitieron vía correo electrónico. Tras un par de lecturas me decidí. ¡¡Con las adaptaciones necesarias puedo hacerlo!!
 
Por el mismo medio de contacto, remití mi solicitud de necesidades, ordenador, programas, adaptaciones... en definitiva, un puesto en mesa electoral adaptado, tal como encuentro mi puesto de trabajo todos los días en la ONCE. La primera respuesta no se hizo esperar, llegó al día siguiente, esta vez, con una llamada telefónica. Sin mucha insistencia, pero la recomendación inicial fue: ”es mejor que renuncie usted; su propuesta es complicada llevarla a cabo”.
 
 

¿Barreras autoimpuestas? No

Estas dudas me animaron mucho más aún a seguir adelante: “Es bien sencillo, yo trabajo todos los días con esos medios y la administración electoral me los puede proporcionar con la colaboración de la ONCE”. Esa misma mañana recibí una llamada del Ayuntamiento, una señorita muy amable me dijo que contactarían con la ONCE para solicitar voluntarios para que me acompañaran y asistieran ese día en la mesa electoral. Mi respuesta fue que eso no es lo que le había solicitado a la junta electoral, los medios que he solicitado son los que necesito, no otros. Un día después, me indican desde la Delegación del Gobierno que la Junta Electoral había autorizado mi solicitud y pedían la colaboración de la ONCE para instalar las adaptaciones. Tres días antes del 28A todo estaba listo.
 
La verdad, sentí una gran satisfacción porque los ciudadanos tenemos derechos y deberes, e igual que solicitamos los derechos, siempre que creamos que es posible, tenemos que solicitar cumplir también esos deberes en igualdad.
 

"Yo trabajo todos los días con esos medios y la administración electoral me los puede proporcionar con la colaboración de la ONCE"

 
Y llegó el día de las Elecciones, domingo 28 de abril de 2019. Un día electoral especial por diferentes razones. Para las personas con discapacidad intelectual porque se trataba de su primera vez, parece increíble pero hasta ese día no habían podido votar. Por cierto, pude ver horas después de la apertura de la mesa la cara de satisfacción de un elector con esa discapacidad que votó por primera vez. También era un día especial porque en mi caso ese domingo pasaría la jornada de elecciones detrás de una mesa electoral;  siempre había estado delante de esta, no más de 5 minutos y sin fijarme mucho en lo que hacían.
 
La constitución y apertura de la mesa se produjo con toda normalidad, al igual que el desarrollo de toda la jornada electoral. Con los primeros votantes, pude comprobar que me podía desenvolver con toda normalidad, incluso mis compañeros de mesa y funcionarias de la administración allí presentes se sorprendían de la velocidad en la búsqueda de los electores: claro, jugaba con ventaja con la ayuda de mi Pc. Los censos y demás documentos facilitados en papel, contienen una fuente (letras y números) de tamaño demasiado pequeña y para tratar de garantizar la ausencia de errores en el subrayado de los electores que iban votando mis compañeros tenían que utilizar una regla. Yo, los seleccionaba como que habían votado.
 
Llegó la hora del cierre de la mesa tras doce horas de permanencia en el colegio electoral. En este apartado hay varios procesos, incorporación de voto por correo a las urnas, voto de los miembros de la mesa, apertura de las urnas e inicio del escrutinio y confección de actas; de estos procesos unos son más accesibles y otros menos o nada para una persona con discapacidad visual si no se ponen o existen los medios para ello. En este caso, el equipo de la mesa, fue muy resolutivo y se realizaron los repartos de tareas de forma muy coherente. Es necesario e imprescindible para mí, hacer aquí un apartado especial, para agradecer a Aday, el presidente de la mesa, Fernando, el otro vocal, a María y Gerónimo  Manuel, funcionarios colaboradores de la administración pública, Manuel, responsable del mantenimiento del IES sede del colegio electoral, su excelente disposición, profesionalidad  y trato amable.
 
Para no dejar cabos sueltos pero tampoco sin querer ofrecer una lección magistral ni mucho menos de esta experiencia, si me gustaría exponer algunas opciones de mejora en la accesibilidad de los documentos que se manejan, para futuros procesos electorales desde el punto de vista de persona con discapacidad visual, en mi corta  experiencia como miembro de una mesa en un colegio electoral.  En este momento, existen medios técnicos más que suficientes para poder hacer todos los procesos que se realizan en una mesa electoral accesibles para una persona con discapacidad visual, e incluso para una persona con ceguera total. Desde la identificación del elector de forma electrónica a través de un lector de DNI, hasta la confección de las actas con un modelo practicable mediante un procesador de textos ordinario.  Es evidente que estas necesidades podrían estar cubiertas realmente si las mesas contaran con medios técnicos. El momento más crítico para hacerlo accesible es el recuento de los votos, pues las papeletas no son un soporte escrutable de forma electrónica; aun así, se lograrían fórmulas asequibles. Para ello la administración tendría que apostar por una verdadera digitalización en este terreno.
 
No obstante lo anterior, sí que se pueden dar pasos sencillos, en favor de la accesibilidad y en la mejora de los procesos electorales con muy poco coste: todas las mesas electorales deben contar con un ordenador y todos sus periféricos, incluida impresora. Todos los documentos a utilizar por parte de los miembros de las mesas digitalizados, practicables y en formatos accesibles para personas con discapacidad. En caso de participación de una persona con discapacidad visual grave o ceguera total, en cualquiera de los puestos de una mesa, deberán contar con las adaptaciones que requieran. Son pasos asumibles y relativamente sencillos. Estas mejoras, no solo propician la inclusión, si no que mejoran notablemente las condiciones de trabajo de las personas que esos días de elecciones, de forma “voluntariamente – obligatoria”, sin, o con discapacidad visual, sirven a la comunidad.
 
 
No quiero finalizar este artículo sin reiterar y destacar aquí de forma muy especial, mi agradecimiento a todas las personas que han participado en este proceso de consecución de este logro de inclusión, que me ha permitido demostrar que esta tarea también se puede desarrollar con los conocimientos suficientes, los medios adecuados y la voluntad de las administraciones, pero sobre todo, como siempre, de la voluntad de las personas.
 
La experiencia fue satisfactoria.  
 
 
José Antonio López Mármol
 
 

 

Categorias: Accesibilidad
El pasado sábado 6 de abril, un grupo de 6 afiliados de ONCE Aragón (Laura, Jesús, José, Susana, Jorge y Ricardo) nos calzamos las botas de montaña muy temprano y nos encontramos con Luis Santos (profesor en la ONCE y montañero) y Fernando (uno de nuestros guías voluntarios). Eran las 7:30 de la mañana y estábamos en la Puerta de la Delegación Territorial de la ONCE en Zaragoza. El motivo por el que merecía la pena madrugar un sábado era, nada más y nada menos, que la ascensión al Pico de los Monjes o Pico des Moines, en francés, (2.349 m de altura), organizada por el Departamento de Servicios Sociales de esta Delegación. Este pico se sitúa próximo a la estación de esquí de Astún, justo en la divisoria de aguas que hace frontera con Francia. 
 
Nuestro querido Luis se puso al volante de la furgoneta de la ONCE, conocida de sobra por todos los presentes, donde unos durmieron y otros charraron hasta que paramos en Villanúa a tomar un cafecito. Cuando abrimos el portón, nevaba más que en los anuncios de turrones, pero Luis insistía en que, según las predicciones de la AEMET, tendríamos una ventana de buen tiempo en la que pararía de nevar entre las 9:30 y las 16 horas. Algunos se lo creyeron, pero otros ya sabemos que Luis es un optimista donde los haya, y nos quedamos callados sin decir nada, pensando que íbamos a pasar más frio que un esquimal en shorts. Entramos al bar Lierde donde nos esperaban todos nuestros guías, Alberto Marín (de Senderos Ordesa), David Ruiz de Gopegui (de Ojos Pirenaicos), Mateo Aldea, (de Caminos a la Cumbre), y los voluntarios, Fernando, Eneko y Adrián. Como os habréis dado cuenta, el grupo de guías es más nutrido que el nuestro, y queremos agradecerles enormemente su buen hacer, pues, con ellos, podemos subir a casi todos los sitios con seguridad y disfrutando.
 
Una vez desayunados, tortilla de patata incluida, hicimos un corro para deliberar y sopesamos otras alternativas. Pero, como parecía que dejaba de nevisquear, decidimos mantener el plan original e intentar la ascensión al Pico Monjes en Astún. Así pues, nos pusimos manos a la obra, entramos en Deportes Azús y le alquilamos a Enrique un ARVA para cada uno por si las moscas. Y es que en cuestión de seguridad no se puede racanear. Esos artilugios, mediante sus antenas de radio, permiten localizar a alguien que haya sido enronado por una avalancha, pero es mejor conjurarse para no tener que utilizarlos. Después, enfilamos para Astún donde aparcamos la furgoneta y nos equipamos correctamente para la misión. El “modelito montañero invernal” consta de: casco estilo minero, cortavientos, más capas interiores que una cebolla de Fuentes (forro polar, camiseta térmica. etc.), pantalón o peto impermeable, botas altas, raquetas de nieve, arnés, guantes, gafas y ARVA. El tiempo estimado para calzarse todo el equipamiento y realizar el test del ARVA es de 20 minutos, pero como todo parece que nos cueste el doble, pues fueron casi 50. Pero bueno, ¿a quién le gusta andar con prisas un sábado? 
 
 Los seis intrépidos afiliados y sus guías, vestidos para la ocasión

Los seis intrépidos afiliados y sus guías, vestidos para la ocasión

 

¿Cómo adaptar el alpinismo a la discapacidad visual?

Para aquellos que no lo conozcáis todavía, la manera de adaptar el alpinismo para personas invidentes o con baja visión es muy fácil. De hecho, si lo piensas, muchas veces las adaptaciones más importantes son las más sencillas. Son necesarios un guía y una barra direccional (preferiblemente de PVC por su ligereza, aunque también las llevamos de madera, más resistentes). El guía se sitúa en primera posición para conducir la “cordada”. En segundo lugar se coloca una persona invidente. En tercer lugar estará una persona con baja visión o, si vamos sobrados de gente, un segundo guía. A partir de aquí hay que aprender a sincronizar el paso para no estorbarse con las pisadas, sobre todo cuando se calzan raquetas.
 

Al mal tiempo, buena escalada

Comenzamos la ascensión partiendo de los edificios de la Estación de Astún. A los pocos minutos, dejó de nevar y salió medio rayo de sol, ¡era la ventana de buen tiempo que decía Luis Santos!... que duró menos que Falete en una bici estática... De hecho, empezó una hora más tarde de lo que AEMET predijo y acabo como 3 horas antes, en total  casi 5 minutos de buen tiempo en los que empezó a murmurar algo así como… “Veis chicos, ya ha salido el sol”; “Vaya chicharrina”; “Y no me creíais, ¿eh?”… 
 
Continuamos monte arriba, despacio pero con ganas, con cuidado, pero al mismo tiempo con seguridad, siguiendo la huella que nuestro guía y amigo Mateo abría en la nieve. El paisaje acústico-visual que nos rodeaba era estupendo. Visualmente, las montañas estaban cubiertas por un manto esponjoso de nieve blanca recién caída; el cielo, también blanco, se confundía fácilmente con el final de las cumbres más altas. La nota musical la aportaba el pequeño riachuelo que discurre por el Barranco del Escalar con agua procedente del deshielo que en ese mismo momento se estaba produciendo. Conforme el grupo íbamos ganando altura, el ruido se fue disipando hasta que, suavemente, desapareció dándonos una pequeña pista, la temperatura había descendido por debajo de los cero grados. La montaña a -1º era mucho más silenciosa, solo se escuchaba el rumor del viento, el crujido rítmico de nuestras pisadas y los ladridos de Yosi ,el perro de nuestro guía David. 
 
Pero un extraño zumbido rompió el sólido silencio de la nieve. Parecía como si un enjambre de avispas estuviera aproximándose a nosotros… ¡pero no! era el dron de nuestro guía David sobrevolándonos. Desde luego David, eres apañadico y moderno a partes iguales ¡subir un dron hasta allí arriba! la verdad es que fue la guinda del pastel. Además sacó unas fotos chulísimas. Mirad:
 
 El grupo fotografiado en cenital, desde el dron de David

El grupo desde el dron de David

 

Parada y retroceso

Continuamos la ascensión y llegamos a un lugar que aparentemente no tenía nada de especial, sin embargo, nuestros guías se detuvieron. “¡Genial, por fin un descanso!” -pensé. Mientras me atiborraba a frutos secos, inesperadamente David pronuncio la siguiente frase “Chicos, hay que volverse, la nieve está mal”. La montaña, además de bella, tiene ocultos sus peligros y hay que conocerlos. La cercanía de unas laderas cubiertas por un importante espesor de nieve recién caída no pasó desapercibida para nuestros guías, que habían aprovechado el parón para hacer un “test” sobre el manto nivoso. Este test requiere encontrar una zona con una inclinación similar a la de la ladera que debíamos atravesar a continuación. En ese mismo lugar con una pala se aísla un bloque de nieve. A  continuación se dan un golpecito con esa misma pala sobre el bloque de nieve simulando el paso de unos esquiadores. El resultado fue claro, el bloque de nieve se desplazó de forma conjunta con el primer impacto y finalmente calló, dejando al descubierto el suelo herboso desnudo. A ojos de los expertos, este resultado indicaba que la nieve caída en los últimos días todavía formaba una única y espesa capa de nieve muy poco compactada que se desprendería con facilidad si la cortábamos con nuestros pasos. 
 
En este punto la montaña nos enseñó una de sus lecciones más importantes “Hay que saber volverse”. Eran muchas las ganas de subir, de superarnos, de conseguirlo, de tener ese memorable selfie de grupo en la cima, pero las condiciones no eran, ni mucho menos, las idóneas. Como dijo Alberto “Si continuamos seguramente no pasará nada, pero es un riesgo que no estoy dispuesto a asumir”. La verdad es esa, habíamos ido para aprender, para divertirnos y eso ya lo habíamos cumplido con creces. No hay ninguna razón para asumir riesgos, por bajos que sean o nos lo parezcan, ahí están, y nunca hay que olvidarse de que las cosas no pasan hasta que pasan. Me siento muy orgulloso de la excursión porque suponía un reto importante para todos nosotros, pero más orgulloso me siento de la actitud del grupo acatando las normas sin rechistar y con buen humor, a pesar de que las ganas de subir eran muchas, y llevábamos mucho tiempo esperando conseguirlo. 
 
Emprendimos la vuelta descendiendo a buen ritmo hasta reencontrarnos de nuevo con el rumor del agua discurriendo por el barranco del Escalar. Ahí los guías decidieron tomar un camino diferente para dibujar un recorrido circular. Pudimos ver una plantación de pinos, con sus acículas verdes repletas de nieve, cuyo cometido es la protección de la estación de Astún frente a avalanchas. Entre ellos había situadas unas vallas de hierro y madera que también sirven para frenar la fuerza de la nieve ante un posible alud. Gracias a estos elementos, esta ladera, a pesar de tener una importante inclinación, es segura. Después de transitar por ella nuestro camino finalizó en un terraplén justo antes de llegar a la carretera. Allí, los guías prepararon una cuerda para que pudiéramos bajar haciendo rápel. Una vez agarrada la cuerda de mi arnés procedí a dar pasitos para bajar por aquella cuesta, y, os lo recomiendo: ¡está súper chulo! Aunque tengo que reconocer que llegó un momento que me torcí un poco y acabe el rapel por los suelos. Eso sí, me consta que no fui el único...
 

La discapacidad visual no es una limitación para la aventura

Tras finalizar la excursión a eso de las cuatro de la tarde, nos fuimos a comer todos juntos unos huevos fritos al Mesón Albergue Aysa, justo en la frontera, que bien merecidos nos los teníamos después de toda la caminata. Tras la agradable velada de grupo, llegó el momento de despedirnos de nuestros guías con la mirada puesta en la próxima salida y pensando también en un segundo asalto al Pico de los Monjes, al fin y al cabo él siempre estará ahí esperándonos. Así que nos montamos en la furgoneta y emprendimos nuestro viaje de regreso hasta Zaragoza dejando atrás todo aquel paisaje blanco y nublado mientras la nieve continuaba cayendo suave sobre las laderas de las montañas. Al llegar a nuestras casas, ya habíamos recibido este fantástico vídeo realizado por David con imágenes de su dron, y al día siguiente recibimos un video-documental por parte de Luis. Sin embargo, la mayor sorpresa ha sido nuestra reciente aparición en La Sexta Noticias. Todo el grupo estamos muy agradecidos al informativo y su equipo por la difusión recibida, que seguro servirá para que otras personas con discapacidad se atrevan a salir a la montaña. No obstante, creo que lo más importante es haber podido mostrar a la sociedad cómo las personas con discapacidad visual también somos capaces de realizar actividades que entrañan cierta dificultad y riesgos, y que no todo el mundo se atreve a realizar.
 
Ricardo Badía
ONCE Aragón
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Categorias: Servicios sociales

Acabamos de clausurar la 17 Bienal de la ONCE , en la que hemos ofrecido un total de 16 espectáculos en 15 localidades de Extremadura.

Cáceres, Plasencia, Mérida, Almendralejo, Montijo, Villanueva de la Serena, Llerena, Don Benito, Navalmoral de la Mata, Trujillo, Puebla de la Calzada, Olivenza, Jerez de los Caballeros, Zafra y Badajoz  han conocido y compartido el panorama teatral ONCE y este,  en su cómputo global, es muy alentador. Las agrupaciones teatrales de la ONCE gozan de una excelente salud artística debido, principalmente, al entusiasmo apreciado en los montajes, con un denominador común: el esfuerzo en profundizar, investigar e innovar, sin complejos,  por las evidentes limitaciones que afectan a la gran mayoría de los actores y actrices afiliados, en todos los ámbitos que abarca el universo teatral (puesta en escena, interpretación,…).

El carácter no profesional del movimiento teatral ONCE no ha dificultado ni ha impedido obtener unos resultados más que notables en todos los montajes presentados pero algunos, como por ejemplo los espectáculos de las agrupaciones “Orozú” de Cádiz, “Valacar” de A Coruña, “Múxicas” de  Ourense o “La Ruina” de Albacete, han alcanzado un nivel en sus propuestas superior a muchos montajes profesionales que actualmente se están exhibiendo en los circuitos nacionales, y otros, como los de los grupos “Sa Boira” de Mallorca, “Tiflonuba” de Huelva, “Jacaranda 11” de Granada, “Antígona” de Las Palmas de Gran Canaria, “La Luciérnaga” de Madrid y el invitado y anfitrión de este año, “La Porciúncula” de Badajoz, con unas propuestas afinadas y enérgicas, que han subido el listón de la calidad artística de nuestro festival de forma muy contundente .

Porque lo que hemos vivido estos días, básicamente, a partes iguales, ha sido el de tesón, el talento y el esfuerzo, el valor seguro que ha hecho posiblemente de esta 17 Bienal de Teatro ONCE una de las mejores ediciones hasta la fecha en términos estrictamente artísticos. Aunque la tierra que nos ha acogido y el entusiasmo de su público, también nos ha permitido vibrar y comprobar que, a otros niveles, también ha sido una de las mejores bienales que hemos ofrecido.  

Las claves del éxito de estos espectáculos radican en la gran complicidad entre los actores y la propuesta artística de la dirección, que consigue puestas en escena muy originales, atractivas, sugestivas,  siempre a favor de obra y, sobre todo, a favor de las capacidades de los actores, creando ejercicios lúdicos en los que la diversión de los componentes no está reñida con la disciplina necesaria para afrontar retos como los programados. Celebramos el Día Mundial del Teatro de la mejor manera posible, haciendo teatro en un teatro. Gógol, Zorrilla, Jonson, Lorca, Molière, Mihura son sólo algunos de los dramaturgos que han creado personajes para que nuestras actrices y nuestros actores ciegos les den alma, voz y cuerpo y, de esta forma, el público les vea, les sienta y les disfrute.

No hay nada más terapéutico que meterse en la piel de otro y sentir lo que que otros sienten, pero también es terapéutico sentarse a observar las vidas ajenas y no tan ajenas que te ofrece un escenario, para hacerte reír, pensar y emocionar para reflexionar sobre tu propia vida. Con el teatro todos ganamos, los que salen a hacer y los que se sientan a ver.

Celebramos con esta bienal más de 30 años sobre los escenarios y esperamos poder celebrar otros tantos con el mismo entusiasmo y entrega como hasta ahora. ¡Mucha mierda!

 

Esteve Ferrer

Director artístico de la 17 Bienal de teatro ONCE

Categorias: Cultura
Un padre ciego, otro con discapacidad visual grave y la madre de una niña ciega saltan a diario las barreras de los prejuicios y las limitaciones presupuestas. Todas las familias del mundo quieren lo mejor para los más pequeños de la casa. La discapacidad, la de los padres o la de los hijos, no cambia para nada esta premisa que se celebra en el Día del Padre, 19 de marzo, en todos los hogares con un reconocimiento a quienes entregan su vida para cuidar a los hijos. Padres y madres, responsables de una vida plena y en igualdad, sin barreras y sin limitaciones, para un aprendizaje que puede llegar a encontrar en la discapacidad una oportunidad de madurez, adaptación y cooperación.
 
Ceferino Jorge, ciego total, padre de dos jóvenes, Lucía de 24 y Ceferino de 29 años de edad, y Sergio Sáez, persona con discapacidad visual con dos mellizas, Martina y Miranda, de cinco años, siempre tuvieron claro que querían tener hijos, a pesar de que se podían enfrentar a multitud de inconvenientes. Por ejemplo, en el caso de Jorge, que sus hijos podían heredar, como finalmente ocurrió, su glaucoma genético, o, en el de Sáez, que sabía que, a causa de su diabetes terminará perdiendo la vista. Para el último, esta circunstancia se convirtió en un acicate por la que acelerar su decisión de tener descendencia y disfrutar de ello.
 
Ninguno de los dos sintió cuestionada su capacidad para afrontar todas las funciones que se derivan de la paternidad. Por el contrario, ambos hombres se ocuparon, desde el primer momento, de dar biberones, cambiar, bañar y atender las enfermedades de los niños. Jorge tuvo que llevarse a su hijo recién nacido a Madrid para que le pusieran un tratamiento adecuado para su glaucoma mientras su mujer se recuperaba de la cesárea y Sáez, por su parte, se encargó de las labores del hogar y de la crianza de sus hijas durante los primeros cuatro años porque, justo en ese tiempo, recibió la incapacidad laboral.
 

Hijos orgullosos de sus padres con discapacidad

Tanto Ceferino Jorge como Sergio Sáez creen que sus hijos se sienten orgullosos de tener padres con discapacidad. Jorge recuerda como, cuando Ceferino y Lucía eran pequeños, les llevaba de la mano al colegio y Sáez cuenta que Martina y Miranda presumen de que trabaja en una oficina para ayudar a otros ciegos, además de que le advierten de los escalones y le muestran la cara de los perros siempre que pasean por la calle.
 
Los dos protagonistas coinciden en que tener padres con discapacidad visual ha hecho madurar antes a sus vástagos por como tratan al resto de las personas y por el compromiso social que tienen desde niños. Esta característica también la comparte la hermana pequeña de Marina Camacho. Ella, por su edad, no entiende muy bien qué significa que su hermana sea ciega, pero sabe que debe avisarle cuando se acerque a un bordillo y darle la mano cuando pasean juntas. Marina es una niña de 10 años. Su madre, María Muñoz, narra que, debido a una enfermedad durante el embarazo, tuvieron que provocarle el parto. Marina venía con una hermana gemela que no sobrevivió porque ambas criaturas pesaban muy poco y padecían problemas derivados de su nacimiento prematuro. Una de estas dificultades fue la que causó a Marina la ceguera que, desde entonces, la acompaña.
 
María, no obstante, aceptó pronto la situación de su niña y a la semana ya acudió a la ONCE para que la informaran del proceso a seguir. Ella trata a Marina con la mayor naturalidad posible e intenta no sobreprotegerla. Está encantada con su niña porque le transmite mucha alegría y es un motivo por el que sonríe a diario. Cree que un momento crítico podría producirse durante la adolescencia de Marina porque es, a sus ojos, muy vulnerable, pero espera que, para entonces, la chica se relacione, sobre todo, con su grupo de amigos de la ONCE en el que confía mucho. Siempre existe el miedo a que, por ejemplo, salga por la noche y se quede sola, aunque los niños de su colegio nunca permiten que Marina juegue sola en el recreo. Ellos han comprendido que ella no les ve y la buscan en todo momento. Es uno de esos colegios con recreo inclusivo.
 
Ceferino Jorge, Sergio Sáez y María Muñoz reconocen el papel importante de la ONCE a la hora de aceptar la ceguera y la discapacidad social, así como para proporcionarles los apoyos necesarios en cada momento, aunque no los hayan necesitado. La ONCE cuenta con un equipo de expertos que ofrecen ayuda psicológica, de rehabilitación práctica y de atención social para compensar las carencias de cada etapa. María asegura que la ONCE es “fundamental” en la vida de su hija. “La ONCE es el camino de Marina. El camino hacia la integración, hacia todo, hacia su vida laboral, hacia su autonomía. Para mí, la ONCE lo es todo”, declara concluyente.
 
Por su parte, Ceferino y Sergio recomiendan a las personas ciegas o con discapacidad visual lanzarse a la paternidad. “Nosotros somos lo que queremos ser”, esgrime Ceferino. “Si yo he aprendido algo en la ONCE, y al ver a compañeros míos, es que no hay nada imposible”, termina Sergio. 
 

 

Categorias: Discapacidad

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Acerca de la ONCE

El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.

Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.

Para más información: www.once.es