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El pasado sábado 6 de abril, un grupo de 6 afiliados de ONCE Aragón (Laura, Jesús, José, Susana, Jorge y Ricardo) nos calzamos las botas de montaña muy temprano y nos encontramos con Luis Santos (profesor en la ONCE y montañero) y Fernando (uno de nuestros guías voluntarios). Eran las 7:30 de la mañana y estábamos en la Puerta de la Delegación Territorial de la ONCE en Zaragoza. El motivo por el que merecía la pena madrugar un sábado era, nada más y nada menos, que la ascensión al Pico de los Monjes o Pico des Moines, en francés, (2.349 m de altura), organizada por el Departamento de Servicios Sociales de esta Delegación. Este pico se sitúa próximo a la estación de esquí de Astún, justo en la divisoria de aguas que hace frontera con Francia. 
 
Nuestro querido Luis se puso al volante de la furgoneta de la ONCE, conocida de sobra por todos los presentes, donde unos durmieron y otros charraron hasta que paramos en Villanúa a tomar un cafecito. Cuando abrimos el portón, nevaba más que en los anuncios de turrones, pero Luis insistía en que, según las predicciones de la AEMET, tendríamos una ventana de buen tiempo en la que pararía de nevar entre las 9:30 y las 16 horas. Algunos se lo creyeron, pero otros ya sabemos que Luis es un optimista donde los haya, y nos quedamos callados sin decir nada, pensando que íbamos a pasar más frio que un esquimal en shorts. Entramos al bar Lierde donde nos esperaban todos nuestros guías, Alberto Marín (de Senderos Ordesa), David Ruiz de Gopegui (de Ojos Pirenaicos), Mateo Aldea, (de Caminos a la Cumbre), y los voluntarios, Fernando, Eneko y Adrián. Como os habréis dado cuenta, el grupo de guías es más nutrido que el nuestro, y queremos agradecerles enormemente su buen hacer, pues, con ellos, podemos subir a casi todos los sitios con seguridad y disfrutando.
 
Una vez desayunados, tortilla de patata incluida, hicimos un corro para deliberar y sopesamos otras alternativas. Pero, como parecía que dejaba de nevisquear, decidimos mantener el plan original e intentar la ascensión al Pico Monjes en Astún. Así pues, nos pusimos manos a la obra, entramos en Deportes Azús y le alquilamos a Enrique un ARVA para cada uno por si las moscas. Y es que en cuestión de seguridad no se puede racanear. Esos artilugios, mediante sus antenas de radio, permiten localizar a alguien que haya sido enronado por una avalancha, pero es mejor conjurarse para no tener que utilizarlos. Después, enfilamos para Astún donde aparcamos la furgoneta y nos equipamos correctamente para la misión. El “modelito montañero invernal” consta de: casco estilo minero, cortavientos, más capas interiores que una cebolla de Fuentes (forro polar, camiseta térmica. etc.), pantalón o peto impermeable, botas altas, raquetas de nieve, arnés, guantes, gafas y ARVA. El tiempo estimado para calzarse todo el equipamiento y realizar el test del ARVA es de 20 minutos, pero como todo parece que nos cueste el doble, pues fueron casi 50. Pero bueno, ¿a quién le gusta andar con prisas un sábado? 
 
 Los seis intrépidos afiliados y sus guías, vestidos para la ocasión

Los seis intrépidos afiliados y sus guías, vestidos para la ocasión

 

¿Cómo adaptar el alpinismo a la discapacidad visual?

Para aquellos que no lo conozcáis todavía, la manera de adaptar el alpinismo para personas invidentes o con baja visión es muy fácil. De hecho, si lo piensas, muchas veces las adaptaciones más importantes son las más sencillas. Son necesarios un guía y una barra direccional (preferiblemente de PVC por su ligereza, aunque también las llevamos de madera, más resistentes). El guía se sitúa en primera posición para conducir la “cordada”. En segundo lugar se coloca una persona invidente. En tercer lugar estará una persona con baja visión o, si vamos sobrados de gente, un segundo guía. A partir de aquí hay que aprender a sincronizar el paso para no estorbarse con las pisadas, sobre todo cuando se calzan raquetas.
 

Al mal tiempo, buena escalada

Comenzamos la ascensión partiendo de los edificios de la Estación de Astún. A los pocos minutos, dejó de nevar y salió medio rayo de sol, ¡era la ventana de buen tiempo que decía Luis Santos!... que duró menos que Falete en una bici estática... De hecho, empezó una hora más tarde de lo que AEMET predijo y acabo como 3 horas antes, en total  casi 5 minutos de buen tiempo en los que empezó a murmurar algo así como… “Veis chicos, ya ha salido el sol”; “Vaya chicharrina”; “Y no me creíais, ¿eh?”… 
 
Continuamos monte arriba, despacio pero con ganas, con cuidado, pero al mismo tiempo con seguridad, siguiendo la huella que nuestro guía y amigo Mateo abría en la nieve. El paisaje acústico-visual que nos rodeaba era estupendo. Visualmente, las montañas estaban cubiertas por un manto esponjoso de nieve blanca recién caída; el cielo, también blanco, se confundía fácilmente con el final de las cumbres más altas. La nota musical la aportaba el pequeño riachuelo que discurre por el Barranco del Escalar con agua procedente del deshielo que en ese mismo momento se estaba produciendo. Conforme el grupo íbamos ganando altura, el ruido se fue disipando hasta que, suavemente, desapareció dándonos una pequeña pista, la temperatura había descendido por debajo de los cero grados. La montaña a -1º era mucho más silenciosa, solo se escuchaba el rumor del viento, el crujido rítmico de nuestras pisadas y los ladridos de Yosi ,el perro de nuestro guía David. 
 
Pero un extraño zumbido rompió el sólido silencio de la nieve. Parecía como si un enjambre de avispas estuviera aproximándose a nosotros… ¡pero no! era el dron de nuestro guía David sobrevolándonos. Desde luego David, eres apañadico y moderno a partes iguales ¡subir un dron hasta allí arriba! la verdad es que fue la guinda del pastel. Además sacó unas fotos chulísimas. Mirad:
 
 El grupo fotografiado en cenital, desde el dron de David

El grupo desde el dron de David

 

Parada y retroceso

Continuamos la ascensión y llegamos a un lugar que aparentemente no tenía nada de especial, sin embargo, nuestros guías se detuvieron. “¡Genial, por fin un descanso!” -pensé. Mientras me atiborraba a frutos secos, inesperadamente David pronuncio la siguiente frase “Chicos, hay que volverse, la nieve está mal”. La montaña, además de bella, tiene ocultos sus peligros y hay que conocerlos. La cercanía de unas laderas cubiertas por un importante espesor de nieve recién caída no pasó desapercibida para nuestros guías, que habían aprovechado el parón para hacer un “test” sobre el manto nivoso. Este test requiere encontrar una zona con una inclinación similar a la de la ladera que debíamos atravesar a continuación. En ese mismo lugar con una pala se aísla un bloque de nieve. A  continuación se dan un golpecito con esa misma pala sobre el bloque de nieve simulando el paso de unos esquiadores. El resultado fue claro, el bloque de nieve se desplazó de forma conjunta con el primer impacto y finalmente calló, dejando al descubierto el suelo herboso desnudo. A ojos de los expertos, este resultado indicaba que la nieve caída en los últimos días todavía formaba una única y espesa capa de nieve muy poco compactada que se desprendería con facilidad si la cortábamos con nuestros pasos. 
 
En este punto la montaña nos enseñó una de sus lecciones más importantes “Hay que saber volverse”. Eran muchas las ganas de subir, de superarnos, de conseguirlo, de tener ese memorable selfie de grupo en la cima, pero las condiciones no eran, ni mucho menos, las idóneas. Como dijo Alberto “Si continuamos seguramente no pasará nada, pero es un riesgo que no estoy dispuesto a asumir”. La verdad es esa, habíamos ido para aprender, para divertirnos y eso ya lo habíamos cumplido con creces. No hay ninguna razón para asumir riesgos, por bajos que sean o nos lo parezcan, ahí están, y nunca hay que olvidarse de que las cosas no pasan hasta que pasan. Me siento muy orgulloso de la excursión porque suponía un reto importante para todos nosotros, pero más orgulloso me siento de la actitud del grupo acatando las normas sin rechistar y con buen humor, a pesar de que las ganas de subir eran muchas, y llevábamos mucho tiempo esperando conseguirlo. 
 
Emprendimos la vuelta descendiendo a buen ritmo hasta reencontrarnos de nuevo con el rumor del agua discurriendo por el barranco del Escalar. Ahí los guías decidieron tomar un camino diferente para dibujar un recorrido circular. Pudimos ver una plantación de pinos, con sus acículas verdes repletas de nieve, cuyo cometido es la protección de la estación de Astún frente a avalanchas. Entre ellos había situadas unas vallas de hierro y madera que también sirven para frenar la fuerza de la nieve ante un posible alud. Gracias a estos elementos, esta ladera, a pesar de tener una importante inclinación, es segura. Después de transitar por ella nuestro camino finalizó en un terraplén justo antes de llegar a la carretera. Allí, los guías prepararon una cuerda para que pudiéramos bajar haciendo rápel. Una vez agarrada la cuerda de mi arnés procedí a dar pasitos para bajar por aquella cuesta, y, os lo recomiendo: ¡está súper chulo! Aunque tengo que reconocer que llegó un momento que me torcí un poco y acabe el rapel por los suelos. Eso sí, me consta que no fui el único...
 

La discapacidad visual no es una limitación para la aventura

Tras finalizar la excursión a eso de las cuatro de la tarde, nos fuimos a comer todos juntos unos huevos fritos al Mesón Albergue Aysa, justo en la frontera, que bien merecidos nos los teníamos después de toda la caminata. Tras la agradable velada de grupo, llegó el momento de despedirnos de nuestros guías con la mirada puesta en la próxima salida y pensando también en un segundo asalto al Pico de los Monjes, al fin y al cabo él siempre estará ahí esperándonos. Así que nos montamos en la furgoneta y emprendimos nuestro viaje de regreso hasta Zaragoza dejando atrás todo aquel paisaje blanco y nublado mientras la nieve continuaba cayendo suave sobre las laderas de las montañas. Al llegar a nuestras casas, ya habíamos recibido este fantástico vídeo realizado por David con imágenes de su dron, y al día siguiente recibimos un video-documental por parte de Luis. Sin embargo, la mayor sorpresa ha sido nuestra reciente aparición en La Sexta Noticias. Todo el grupo estamos muy agradecidos al informativo y su equipo por la difusión recibida, que seguro servirá para que otras personas con discapacidad se atrevan a salir a la montaña. No obstante, creo que lo más importante es haber podido mostrar a la sociedad cómo las personas con discapacidad visual también somos capaces de realizar actividades que entrañan cierta dificultad y riesgos, y que no todo el mundo se atreve a realizar.
 
Ricardo Badía
ONCE Aragón
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Categorias: Servicios sociales

Todos querían que nevase, que nevase mucho en la Jacetania, en el Valle del Río Aragón, Pirineos. Un nuevo grupo de valientes aventureros, menores de 16 años, se embarcaba el pasado fin de semana en una escapada llena de emociones y sensaciones para estar en pleno contacto con la naturaleza, acariciando animales y acariciando laderas nevadas con esquís de fondo. Jara, Arnau, Diana, Winsdom, Paula, Shobha, Izarbe, Sergio, Alex, David, Alicia y Luis fueron a conocer las vidas de Xabi, Teresa, Richard y Pirri. El grupo echó de menos a sus compañeros Jorge y Khadija, bajas de última hora por la impertinente gripe que castiga en estas fechas a media España.

Así, dos furgonetas partieron de ONCE Aragón hacia el norte, en busca de frío y diversión, en un fin de semana especial organizado por esta Deletación Territorial para sus afiliados y de convivencia que cada año se repìte y tiene más éxito entre los jóvenes de ONCE de la comunidad maña.

Gran viaje con ilusión y varias paradas

El viaje empezaba en Santa Cruz de la Serós, una pintoresca localidad cercana a Jaca donde esperaba Xabi, un enamorado de los animales y de la vida sencilla y comprometida en sintonía con el campo. Allí se ha construido la Granja Riorcal, con una vivienda y unas instalaciones granjeras que parecen casitas de la mismísima Hobbitown, la aldea de los hobbits. Contaban los asistenes que Xabi contagia, en menos de un minuto, su pasión por los animales. A todos los pequeños les enseñó una vaca, caballos, mulas, burros, mastines, cabras... Y, cómo no, los que se atrevieron pudieron montar en un burro manso al que incluso hubo que convencer para que se moviera. La experiencia era para todos los sentidos, pudiendo oler directamente su pelaje, acariciarlo y ver bien de cerca su morfología. Los realmente valientes hasta pudieron tocar los cuernos de la vaca... Muchas preguntas surgieron, mientras el grupo asaba chorizos para merendar y prepararse para la siguiente parada, ya en busca del alojamiento de la primera noche, en Canfranc.

El Albergue Sargantana dejó la segunda planta libre para el grupo de intrépidos, una buena decisión para no molestar a otros huéspedes. Antes de dormir, tocaba repasar el día juntos y terminarlo dándole un punto de magia e historia con la visita nocturna a la espectacular Estación Internacional de Ferrocarril de Canfrac, en un show interactivo, con un emocionante juego de luces, música y narración que maravillaron al equipo.

El sábado y el domingo eran los días de la montaña y el esquí, en las pistas de Candanchú. Los instructores de esquí, Pirri y Richad, atendieron y enseñaron al grupo de novatos estupendamente mientras ayudaban a perfeccionar a los veteranos. De esta forma, el equipo se dividió en dos grupos para poder aprovechar mejor las clases de esquí personalizadas y en cuestión de minutos todos los jóvenes ya estaban deslizándose por las laderas pirenaicas. El circuito, a los pies de la montaña de la Zapatilla, recorre los llanos de la Rinconada, una zona ondulada donde la pista marcada recorre bucle tras bucle un camino muy divertido y variado, ideal para iniciarse en este deporte donde la técnica es más importante que la velocidad. Los que se estrenaban en la actividad pronto le cogieron el truco a lo de deslizarse por la huella. Los que ya habían venido otros años enseguida demostraron sus destrezas.

Por la tarde, tras descalzarse las pesadas botas, tocaba volver al albergue para hacer repaso y conclusiones en una divertida actividad conjunta en el comedor donde se idearon y trabajaron un par de murales donde contar la experiencia con la montaña y este deporte de nieve. Risas, buenos recuerdos, planes para el día siguiente y la sensación de haberlo pasado en grande revolcados por la nieve con estos esquís que se embalan sin darte cuenta y llegan a alcanzar importantes velocidades en pendientes concretas.

Y todavía quedaba el domingo, antes de regresar a casa, en otra jornada llena de diversión, mejora de destrezas y un sol de ensueño pese a las bajas temperaturas pirenaicas. 

Sin duda, una actividad para repetir al año que viene.

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Si tienes más de 18 años y te apetece hacer voluntariado con personas con discapacidad visual, la ONCE te lo pone fácil. Nuestra Organización tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas que forman parte de ella y por eso te necesitamos, porque “El Voluntariado nos une”.

Participar en el voluntariado de la ONCE es una oportunidad para conocer otra realidad. La realidad de aquellas personas que se ven privadas del sentido de la visión y que, por diversas circunstancias, no han podido conseguir un grado de autonomía suficiente para realizar una vida totalmente autónoma e independiente y que no cuentan con personas cercanas para la realización de aquellas tareas, normalmente cotidianas, que les resultan de más difícil ejecución.

Por eso, en 2001 se creó el Servicio de Voluntariado, en el que personas como tú colaboran para hacer un poquito más fácil el día a día de quien más lo necesita. En el año 2016 fueron más de 2.000 personas las que recibieron atención por parte de alguno de nuestros voluntarios que, a día de hoy, son ya más de 2.200.

¿Cómo puedes ayudar?

Actualmente se desarrollan cinco programas de los que te diremos, a modo de ejemplo, algunas actividades para las que las personas ciegas o con discapacidad visual grave pueden necesitar del apoyo de un voluntario.

Programa de Acompañamiento

  • Acompañamiento a los servicios y actividades que presta la ONCE (actividades de animación socio-cultural, consultas de oftalmología, óptica, servicios de atención personal...). Igualmente, apoyo en el desplazamiento para la realización de gestiones administrativas, para acudir a consultas médicas, acompañamiento en excursiones puntuales, etc.
  • Acompañamiento en domicilio, residencia de mayores u hospitales, con la finalidad de paliar situaciones de soledad.
  • Acompañamiento telefónico: realización de llamadas a personas que se encuentran en situación de soledad o aislamiento.

Programa de Acceso a la Información

  • Cumplimentación de impresos, hojas de pedido, lectura de manuales, lectura de correspondencia y documentos privados, lectura de apuntes manuscritos, etc.
  • Consolidación informática, tiflotécnica o braille: se trata de proporcionar refuerzo en la práctica en informática, tiflotecnología y braille, siempre que los beneficiarios hayan recibido previamente la formación/instrucción por parte de los profesionales correspondientes de la ONCE.

Programa Deportivo

  • Apoyar la práctica deportiva a los afiliados, por ejemplo salir a practicar running, patinar, natación, senderismo, actividades de montaña, salidas en tándem, práctica del ajedrez, etc. Puede realizarse de forma grupal o individual.
  • Colaborar en el acceso a instalaciones deportivas y desenvolvimiento en su interior, posibilitar al afiliado las indicaciones y referencias necesarias en entrenamientos y pruebas, etc.

Programa Cultural-Recreativo

  • Destinado a apoyar al afiliado en la participación en actividades culturales-recreativas, tertulias, conferencias, cine fórum, visitas a museos, conciertos, actuaciones musicales, teatro, cine, talleres de manualidades, bricolaje, etc.

Programa de Experiencia Profesional

  • Mediante este programa se pretende que el voluntario apoye y comparta su experiencia laboral con las personas ciegas que comienzan su andadura profesional o que están en proceso de formación, en el mismo puesto, área de actividad o sector para el que la persona voluntaria está cualificada. E igualmente para otros que estén interesados en poner en marcha un proyecto por cuenta propia en el mismo sector.

Formación a los voluntarios

No tienes de qué preocuparte, si no has estado en contacto con personas ciegas porque los voluntarios reciben una formación inicial que incluye formación institucional, conocimientos básicos sobre el funcionamiento de los Servicios Sociales de la ONCE, aproximación al mundo de la ceguera y deficiencia visual grave, pautas de comportamiento con personas ciegas, contenidos concretos de los programas que integran el Servicio https://www.once.es/dejanos-ayudartede Voluntariado de la ONCE, etc. Además, se realizan periódicamente acciones formativas de actualización y reciclaje dirigidas a todos los voluntarios.

Si te ha picado el gusanillo y necesitas ampliar esta información o estás interesado/a en prestar tu colaboración, puedes hacerlo a través del correo electrónico voluntariado@once.es o bien cumplimentando el cuestionario, disponible en el apartado “Voluntariado” de la página web de la ONCE y nos pondremos en contacto contigo para mantener una entrevista personal para despejar tus dudas. Igualmente puedes seguir nuestras acciones de voluntariado con el hashtag #VoluntariONCE en nuestras redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram y YouTube

¡Anímate a participar, contamos contigo, GRACIAS!

ONCE - Voluntariado

 

Categorias: Servicios sociales

Cada año, más de 3.000 personas pierden la vista en España y reciben de la ONCE la formación y rehabilitación suficientes para recuperar su autonomía y hábitos de vida. El servicio de rehabilitación de la ONCE tiene precisamente ese objetivo: dotar a las personas ciegas o con discapacidad visual grave de todo tipo de técnicas, estrategias y recursos que les permitan realizar las actividades cotidianas, participando de forma activa de cualquier entorno (educativo, laboral, cultural, de ocio...) para conseguir su inclusión social.

Se cumplen 30 años de este servicio y algunos técnicos de rehabilitación, que acumulan también estos 30 años de gran trabajo, nos resumen su experiencia. ¡Gracias María Jesús, Juan José, Nieves y Susana por vuestra gran labor!

Inicié mi trabajo como Técnico en Rehabilitación a principios del año 1985. Son 30 años en los que, desde el primer momento, he dedicado mi vida a algo esencialmente bueno: la ayuda profesional a quien lo necesita porque parte de una situación difícil y de desventaja.

He dedicado muchas horas al estudio; he aprendido de las personas con las que he trabajado; he procurado mejorar como persona y como profesional ofreciendo comprensión, proximidad y conocimiento a quien ha necesitado mi ayuda y, hoy, en verano de 2015 y tras casi 30 años aquí en la ONCE, puedo decir que sigo considerándome afortunado y agradecido a la vida por haber puesto en mi camino un trabajo tan reconfortante, tan humano y tan comprometido con el bienestar de las personas, como el que tengo.

Espero jubilarme más allá de los 65, cada día disfruto más de esto, con todos los jaleos, embrollos y follones que, a veces, el mundo laboral depara.  Sé que alguno pensará que no tengo otras cosas más que esto, no es cierto, son muchas las que llenan mi vida, pero mi trabajo, por  fortuna, también lo hace. Todos los días me levanto tan contento (incluso los lunes).”

 “¡Qué se puede contar después de 30 años de trabajo en la Institución, han sido tantas experiencias, y tantos los cambios en el Servicio de Rehabilitación! La historia ya empieza en la formación en el antiguo Centro de CastelArnau donde tuve mi primer contacto con los compañeros que me han acompañado en el transcurso de estos 30 años,  con sus buenos momentos y algún que otro chascarrillo con el antifaz, mi primera ‘experiencia’ con el mundo de la ceguera, del cual todo desconocía.

Mis primeros alumnos, a los que recuerdo con mucho cariño y con los que aprendí sus necesidades.  Más tarde, como Centro Autonómo, compartimos con ellos y sus familias el paso a la autonomía y con los que aún conservo ya una amistad: 30 años que me han aportado trabajo, amigos y un crecimiento personal que me han hecho ser lo que soy en este momento”

 “¡Qué hermosos son los nacimientos, ya sean de personas, de ideas o de proyectos! Todo está limpio, por hacer, y la ilusión impregna cada paso y cada acción. Hace 30 años nació el Servicio de Rehabilitación y los que tuvimos la suerte de estar allí éramos jóvenes y entusiastas. Comenzamos no sólo con el convencimiento de estar poniendo en marcha algo que merecía realmente la pena, sino también con alegría, y lo vimos crecer y madurar, uniendo nuestras vidas a la suya.

Con el paso del tiempo, hemos tenido muchos alumnos, hemos hecho muchos amigos, hemos sentido que el cariño puesto en nuestra tarea ha sido devuelto con creces y que nuestro esfuerzo tiene un sentido y el mejor de los objetivos: devolver el control de sus vidas a quienes lo han perdido por culpa de la falta de visión. ¡Qué suerte formar parte de esto!”

 “30 años no es nada si volvemos la vista atrás y nos encontramos jóvenes, lozanos, llenos de alegría, con fuerza para asistir a un curso de Rehabilitación Visual que impartían profesores suecos, noruegos... en un caluroso mes de septiembre madrileño y allí perdidos en un local cerca de la castiza Glorieta de Cuatro Caminos. Todos éramos profesores de niños de la ONCE,  niños que algunos ya iniciaban lo que se llamaba “Educación Integrada” y muchos, la mayoría, tenían resto visual. Pensábamos que esos “señores suecos” nos iban a dar la oportunidad de que los entonces “nuestros niños” (hoy muchos “nuestros jefes”), pudiesen tener una vida más fácil a través de los “cachivaches” de baja visión, que nos enseñaron a utilizar y con las estrategias que aprendimos... pero no, eso no iba a ser lo único que aprenderíamos, nuestra sorpresa fue que eso serviría también para los no tan niños, serviría  para TODOS, sin límite de edad. Una suerte y una alegría.

Rehabilitar personas ciegas durante muchos años, estos 30, una suerte que me ha permitido conocer a muchas personas,  a sus familias...  participar de sus preocupaciones y sus alegrías, de vivir momentos de lágrimas y momentos de abrazos, de sentir que la VIDA la llevamos y hacemos las personas y eso es la REHABILITACIÓN, compartir la VIDA y disfrutar de ella con OTROS.”

 

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El pasado 29 de diciembre nos dejaba, a los 99 años, Natalie Carter Barraga, precursora de los métodos de estimulación visual, mundialmente reconocida, y muy popular entre los profesionales de habla hispana desde que la ONCE publicara en 1985 una selección de su obra, con el título Textos reunidos de la doctora Barraga, reeditada en 1997. La doctora Barraga, como era conocida, pues era en efecto doctora en Educación, impartió generosamente su magisterio en más de veinte países, sobre todo a partir de su jubilación, en 1984, como catedrática de la Universidad de Texas (Estados Unidos).

Su influencia fue decisiva en España, donde fue invitada por la ONCE en 1985 para colaborar en la formación de los primeros especialistas en rehabilitación visual, en el entonces recién creado Centro de Rehabilitación de la ONCE (CERVO).

Entre los numerosos reconocimientos que recibió la Dra. Barraga a lo largo de su carrera destaca el premio a sus 50 años de dedicación profesional, en el marco de la 5ª Conferencia Internacional sobre Baja Visión, organizada por la ONCE en Madrid en 1996.

Natalie Carter nació en 1915 en la localidad de Troy (Texas, Estados Unidos), y dedicó todo su empeño a la investigación, para ayudar en la rehabilitación visual de su hija Karen. Completó su formación académica licenciándose en 1957 en la Universidad de Texas, donde empezó a trabajar como profesora en 1963, año en el que se doctoró en Educación por la prestigiosa Universidad de Vanderbilt, y ganó la cátedra de Educación Especial de la Universidad de Texas, en la que formó una importante escuela de expertos en estimulación visual, hasta su jubilación en 1984.

Como toda gran obra, la de Natalie Barraga ha sido también objeto de controversia: siendo su eje fundamental el de la estimulación visual, algunos autores han discutido la eficacia de estos y otros métodos similares. Pero lo cierto es que el denominado “método Barraga” sigue utilizándose ampliamente, no sólo en España, sino en todo el mundo.

La Dra. Barraga nos ha dejado un preciado legado. Un importante punto de partida para el desarrollo de la labor que ejerce actualmente la ONCE en el campo de la rehabilitación visual. Cada año se afilian a la Organización cerca de 4.000 personas, de las cuales el 80% recibe, de acuerdo a sus necesidades y circunstancias personales, una atención individualizada por parte de un equipo de especialistas de la ONCE, para optimizar su resto visual y hacer su vida diaria más facil.

¡Gracias, Dra Barraga!  D.E.P. 

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Acerca de la ONCE

El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.

Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.

Para más información: www.once.es