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Entradas con Categorias Educación y empleo .

Los pasados 1 y 2 de marzo, tuve la oportunidad de vivir una experiencia que nunca olvidaré. Participé como ponente en las 34 Jornadas de Fisioterapia de la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE; mi escuela. Todo ello, me ha hecho recordar con cierta nostalgia mi paso por allí como estudiante. Han pasado ya 34 años, casualmente los mismos que hace que comenzaron a celebrarse las jornadas. 

Inicié mis estudios cuando las instalaciones de la escuela aún se encontraban en el Paseo de la Castellana, ¡cuánto tiempo ha pasado! Tras aquellos tres años de Diplomatura, en los que la escuela se convirtió en nuestra segunda casa, literalmente, comencé mi andadura profesional. Desde un principio tuve la suerte de poder dedicarme a trabajar con niños, mi vocación. Siempre con ganas de seguir aprendiendo, fui formándome a través de diferentes cursos de especialización, hasta que en 2014 tomé la decisión de convalidar mi título de Diplomatura con el de Grado Universitario. 

Volví como estudiante a mi escuela. Cursé algunas asignaturas, y ello me dio la oportunidad de conocer de primera mano su transformación. Una Escuela Universitaria que ha ido evolucionando y actualizándose a lo largo del tiempo, pero que continúa manteniendo su esencia. Mi regreso a las clases tantos años después supuso nuevamente un orgullo. Orgullo de pertenecer a ese grupo privilegiado de profesionales que han tenido la suerte de poder formarse con un nivel académico insuperable y con una calidad humana extraordinaria.

Una de las ponencias de las 34 Jornadas de FisioterapiaEste año, el título de las jornadas ha sido “Crecer con salud. Fisioterapia en el desarrollo del niño y del adolescente”. Al margen de mi participación, únicamente puedo decir ¡BRAVO! Como en ediciones anteriores en las que he acudido como alumna, ha sido un verdadero placer poder escuchar las diferentes intervenciones, que se han caracterizado por su rigor científico y la experiencia de los ponentes. En cuanto a la organización, desarrollo y medios técnicos y humanos, todo lo que se diga es poco. La puntualidad, la duración de las intervenciones, las facilidades que nos han brindado para que todo se desarrollase de la forma esperada, los detalles de agradecimiento con los ponentes, y por qué no decirlo, ¡hasta el catering!

Merece la pena continuar invirtiendo en formación e investigación para que nuestra escuela de fisioterapia siga siendo un verdadero referente. Poder llegar a ser ponente en estas jornadas, las jornadas de mi casa, mi escuela… Tras todo lo que he vivido en ella y la ilusión con la que vivía cada jornada, esta experiencia ha sido tremendamente importante en mi carrera profesional y será un recuerdo que guardaré para siempre con mucho cariño.

Susana Sanz Rebollo
Fisioterapeuta afiliada a la ONCE
Diplomada y Graduada en Fisioterapia por la EUF ONCE

Categorias: Servicios sociales Educación y empleo

En 1999, la Asamblea General de la ONU fijó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud, una forma de conmemorar, cada año, el papel indispensable que tienen los jóvenes como parte del cambio, así como sensibilizar a la sociedad sobre los desafíos a los que se enfrentan. Desde el Grupo Social ONCE creemos que la juventud tiene un papel muy importante en la sociedad y, por ello, nuestros jóvenes también están presentes en nuestro día a día. 

 

Un ejemplo es con la figura del Referente Joven, papel que actualmente desempeño en Castilla- La Mancha, que es el órgano de representación a nivel autonómico de los jóvenes que pertenecen a la ONCE y que consiste en velar por los intereses de nuestro colectivo. Intentamos estar muy cerca y muy presentes para escuchar sus sugerencias o necesidades. Nos centramos, sobre todo, en los jóvenes que abarcan desde los 18 hasta los 30 años, es decir, quienes suelen estar en etapas posteriores al bachillerato, pero, también estamos para quienes lo necesiten. ¿Y qué hacemos? Pues atender a los jóvenes y estar ahí por si tienen algún tipo de dificultad a nivel educativo o en el acceso a la información, orientación, representación... En definitiva, a mí me gusta decir que somos la voz que canaliza sus necesidades ante las administraciones, los gobiernos o las concejalías, por ejemplo, de educación, estamos presentes en aspectos que nos conciernen en la vida diaria, como en la implantación de los cajeros automáticos accesibles, entre otras muchas cosas.

 

Es importante tener en cuenta que es lo que les preocupa actualmente a los jóvenes, a nivel general, podemos decir que es el empleo y la formación, pero nosotros vamos un poquito más allá, y, es que el tema de la inclusión está muy presente, es un añadido más a sus preocupaciones.

 

Esta es la segunda ocasión que estoy como referente joven y para mí, es una gran satisfacción, ya no solo por lo que hacemos, sino por todo lo que te llevas y lo que aprendes. Muchas veces, cuando han venido a plantearme cualquier asunto, me he llevado una gran lección, pues me ha recordado a mí mismo cuando estaba en su situación y, la verdad es, que me hubiera gustado haber tenido este tipo de recursos. Hay un caso de un chico que recuerdo con cierto cariño y, creo que es algo que, en cierto modo, nos ha ocurrido a todos. Él se encontraba al final de la etapa educativa y estaba un poco perdido. Es normal, es un momento que tienes que tomar decisiones importantes en tu vida y es, o seguir mejorando tu formación académica o, directamente, dar el salto a al mundo laboral. En este caso, la discapacidad visual de este chico le surgió a raíz de un accidente de tráfico y quería saber hacia dónde enfocarse. Normalmente este tipo de consultas se las haces a tu profesor o alguna persona mayor, pero en este caso, fue a mí, y con todo lo que me contó, le aconsejé la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE... y debí aconsejarle bien, porque ahora, cada vez que me ve, me dice “oye, Rubén, estoy muy contento con la decisión tomada de poder elegir la Escuela Universitaria de Fisioterapia. Me va muy bien, me gusta mucho”. Él ya está en tercero de carrera, y, para mí, verle y que me diga eso, es especial, al fin y al cabo, quiere decir que estamos haciendo las cosas bien.

 

Hoy en día, con todos los avances en tecnología que hay, creo que hay un gran acceso a la información y tenemos mucho ganado, aunque, en el día a día, las personas con discapacidad visual requerimos algo más de ayuda, y para eso estamos aquí. Yo siempre digo que “no rendirse nunca” es una frase que hay que llevar en el pecho, cada mañana que te levantas. Al final, todos los días cualquier persona nos encontramos con obstáculos. Para los jóvenes, la vida está llena de retos y tenemos que sacar fuerza y energía de cada momento que se nos presenta. Es algo que a mí me gusta pensar y aplicar en mi día a día, además de aconsejarlo cuando alguien se acerca a mí. 

 

Ser referente joven es un gran reto y, al mismo tiempo, una gran satisfacción, por eso, animo a quien no supiera de esta figura, que venga a conocernos y, quien ya supiera de nosotros y quizás esté dudando, que sepa que estamos aquí para cualquier cosa que necesiten. 

 

Rubén Jiménez
Animador sociocultural 
Referente Joven Castilla-La Mancha

Categorias: Educación y empleo Institucional

“Estas líneas quieren poner de relieve lo que somos en el Grupo Social ONCE. Para mostrar, en definitiva, qué es y cómo actúa este modelo social y económico único en el mundo, con el que tratamos de incorporar a la realidad social a muchas personas con discapacidad (y muchas sin discapacidad), que lo tienen más difícil. De la vulnerabilidad a la oportunidad, una extraordinaria palabra de once letras. Del miedo a la certidumbre, de nuevo once letras. Tratando de transformar vidas para mejor, como hemos hecho ya durante casi 85 años y, todo, realizado desde la fiabilidad, la solvencia y la determinación de cuantos componemos esta gran familia de so-li-da-ri-dad (sí, también once letras).

 

Dos trabajadores de Ilunion, uno de ellos con un implante coclear, charlando junto a una máquina expendedoraEl Grupo Social ONCE es más que la suma de ONCE, Fundación ONCE e Ilunion: somos personas que trabajan en equipo con un compromiso continuo con la sociedad, con todos y cada uno de los ciudadanos para, desde la humildad y la realidad que nos toca vivir, tratar de impulsar sociedades más justas e inclusivas. Y todo se lo debemos a esos ciudadanos que se fían de nosotros, y con los que tenemos un pacto, un acuerdo de cooperación (once letras) no firmado en ningún documento, pero sí apoyado en un apretón de manos, en un “muchas gracias y mucha suerte”, en una confianza generada cada día en todos nuestros ámbitos de acción.

 

Las personas son nuestra inspiración (once letras) y miramos con perspectiva al futuro que queremos ganarnos cada día. Los datos de este Informe de Valor Compartido Grupo Social ONCE 2022 no dejan lugar a la duda y son la demostración de que es posible combinar el compromiso adquirido con la sociedad y con todas las personas, con un modelo de rentabilidad económica, rentabilidad social y estabilidad institucional de presente y futuro; que es posible un modelo que se basa, esencialmente, en el retorno social, en devolver a la ciudadanía hasta el último euro de lo que recibimos de ella, multiplicado por empleo, formación, educación, accesibilidad, tecnología, innovación, autonomía, inclusión…oportunidades de vida. 

 

Dos jugadores de tenis en silla de ruedasEste informe muestra el compromiso de retorno social absoluto de toda nuestra actividad. Muestra lo que somos y lo que queremos ser; la forma en que salimos cada día a pie de calle a ganarnos nuestro futuro y a compartirlo con todos y todas. En la seguridad de que la única forma de seguir haciéndolo es garantizar la sostenibilidad económica de nuestro modelo social.”

Categorias: Discapacidad Educación y empleo Institucional

Por fin, tras muchos años deseando asistir, llegó el momento. Nos sentimos como unos niños pequeños cuando se les permite sentarse en “la mesa de los mayores”. No fue hasta llegar al cuarto año de carrera de fisioterapia, en la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE (EUF ONCE), cuando nos permitieron acudir a nuestras primeras jornadas de fisioterapia y, desde entonces, no hemos dejado de asistir.

Este año las jornadas trataron sobre la Fisioterapia en el Dolor Craneofacial, donde se abordaron temas como su valoración y diagnóstico, sus posibles orígenes y el manejo del dolor craneofacial. Además, tuvimos la oportunidad de participar en diferentes talleres sobre el tema. Fue una experiencia muy enriquecedora, pues tuvimos la oportunidad de escuchar y presenciar distintas ponencias de autores e investigadores de renombre en el campo de la ciencia y la fisioterapia, como Mariano Rocabado, Harry Von Piekartz, Juan Mesa, César Fernández de las Peñas, Roy La Touche, Eduardo Zamorano, Jan Dommerholt e Iñaki Pastor entre otros. Muchos de ellos eran ya conocidos para nosotros ya que nuestros profesores los mencionaban a la hora de enseñarnos lo más actual en el entorno de la evidencia científica.

Tanto mi compañero, José María, como yo, comenzamos juntos la carrera de fisioterapia en la EUF de la ONCE. Recordamos, con mucha nostalgia y cariño, los años transcurridos durante la formación. En mi caso, recuerdo sentirme muy perdida, incluso asustada. Me habían diagnosticado hace poquito un trastorno degenerativo de mácula (Enfermedad de Stargardt) a los 26 años. Estaba recién afiliada a la ONCE y desconocía por completo su organización más allá de la venta de cupones y algunas obras solidarias. Me costó horrores (a día de hoy, todavía tengo mis momentos) ir adaptándome poco a poco a mi nueva situación. Me encantaba escribir, dibujar, pintar… pero cada vez, estas actividades se me iban complicando. Tuve que dejar de conducir, dejar mi antiguo empleo como técnico de laboratorio biomédico, dejar ciertos hobbies que precisaban visión fina, dejé de salir tan a menudo porque me daba miedo y vergüenza no reconocer a gente conocida y, por supuesto, dejar mi idea de estudiar biología. Fue entonces cuando la ONCE me aconsejó estudiar fisioterapia. “¿Fisioterapia?” pensé, “bueno, tiene algo de biología, vamos a probar, qué otra cosa puedo hacer”. 

Clase de la Escuela Universitaria de Fisioterpia de la ONCE Reconozco que, al principio, estaba deseando que me dijeran que había sido un error, que el diagnóstico estaba mal y recuperaría mi vista, volvería a conducir, a pintar, al laboratorio…Pero mientras iba profundizando en la ONCE y, concretamente, en la Escuela de Fisioterapia, me iba cautivando. Realmente me sentí como en “otro mundo”, un mundo donde no estaba tan expuesta a juicios por un físico o apariencia, donde sentía que se valoraban otros aspectos de la vida. Estaba descubriendo la otra cara de un mundo superficial. La fisioterapia no era la profesión que había pensado para mí, pero me empezó a gustar más de lo que me esperaba. Efectivamente tiene mucha biología, fisiología y, el saber que podría ayudar a otras personas fue una enorme motivación para dedicarme a ello. Además, en la escuela tuve una muy buena acogida. Al ser una universidad pequeña, el trato con compañeros y profesores suele ser más personal. Las clases, habitualmente, son de 15 personas, en comparación con las clases de más de 100 personas en otras universidades, por lo que se vuelven más “individualizadas”, como clases particulares. 

Es realmente un privilegio, un lujo, el poder ser parte de esta escuela. Tanto los profesores como el resto del equipo que la forman son unos profesionales excepcionales, además de unas grandes personas. Siempre están con una sonrisa y dispuestos a ayudar en lo que haga falta. Recuerdo que mi curso fue especialmente “agotador” para los profesores ya que hasta que algo no nos quedase completamente claro, abordábamos al profesor con multitud de preguntas y, aun así, siempre nos respondían con gran amabilidad y nos dedicaban el tiempo que hiciera falta.  

Una de las charlas de la Jornadas de Dolor Cranoencefal de la EUFYa en la recta final, pudimos experimentar la posibilidad de responsabilizarnos del trato a pacientes, así como de perfilar y mejorar nuestras dotes como futuros fisioterapeutas. En cuanto finalizamos la carrera, nos fue realmente fácil encontrar un trabajo. Nos sorprendió, sobre todo, lo sencillo que resultaba adaptarse en otros entornos, tanto fuera como dentro de ONCE, y la seguridad con la que trabajábamos. Fue, en estos momentos, cuando te das cuenta de la enorme suerte de haber estudiado en esta escuela. Estamos muy agradecidos con la EUF de la ONCE porque no solo te enseñan una profesión maravillosa, sino que te enseña a crecer como persona.

Gracias a las jornadas que organiza la ONCE, nos vamos actualizando año tras año, pues la fisioterapia es un campo en constante crecimiento. Surgen nuevas técnicas de valoración y tratamiento, nuevos diagnósticos y estamos aprendiendo a  abordar la fisioterapia desde un trabajo multidisciplinar.

Sandra González Escribano
Estudiante y becaria de investigación 
de la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE

Categorias: Discapacidad Educación y empleo Educación

La riqueza de Potosí -ciudad del suroeste de Bolivia- es tan legendaria que, a la palabra que la designa, le ha valido para trascender de mero topónimo hasta aparecer en el Diccionario de la Lengua Española con voz propia, equivalente a “riqueza extraordinaria”. De ahí la expresión “valer un potosí”, que quizá usted le haya dedicado a alguien o haya escuchado en alguna ocasión.  La causa de esta opulencia se erige, robusta y evidente, en el horizonte de Potosí: la montaña perteneciente a la Cordillera de los Andes y que se eleva 4.800 metros sobre el nivel del mar llamada Cerro Rico (nótese que no se abandona el campo semántico de la abundancia). Su color rojizo revela la gran variedad de metales preciosos que se han arrancado de sus entrañas desde hace siglos. De hecho, se calcula que el 80% de la plata mundial ha salido de Potosí. Y sigue saliendo. 

 

Manualidad PotosíPese a que ya han transcurrido 500 años desde que en el siglo XVI los españoles descubrieron que aquella montaña era, literalmente, una mina, hoy en día se continúan descubriendo nuevas vetas. Camiones rebosantes de plata, estaño y zinc salen diariamente de las faldas de la montaña.  Su destino resulta, en términos metafóricos, incierto, pues esa fertilidad de la piedra no se traduce en una rica Potosí, ni siquiera en una rica Bolivia. De hecho, el departamento (división administrativa del país) de Potosí es el más pobre del país, mientras que el Estado Plurinacional es el territorio con el Índice de Desarrollo Humano más bajo del Cono Sur de América. 

 

La causa de este tremendo contraste parece radicar en el bajo porcentaje de regalías (ingresos que se queda el Estado a cambio de la explotación minera) que establece la ley minera: sólo un 3%. El resto de los beneficios van a las cooperativas de mineros, para quienes la seguridad de sus trabajadores y la explotación sostenible de los recursos quedan eclipsados por el brillo de la plata que día a día recogen. Así, los estudios geológicos brillan por su ausencia y las detonaciones casi sin control en busca de la próxima veta son práctica habitual. Esto está cambiando incluso la fisionomía de la propia montaña, que ha sufrido ya varios derrumbes y se está hundiendo a razón de 0,3 milímetros por segundo, según un estudio del Instituto Geográfico Militar.

 

No solo Cerro Rico se muere; con él, decenas y decenas de mineros (al menos 60 personas en 2022, según fuentes oficiosas) pierden la vida en sus ahuecadas paredes. Derrumbes, caídas, accidentes con la dinamita e intoxicaciones por el monóxido de carbono producido por las explosiones son las causas principales de estos percances.   Con tan duras condiciones laborales y ante semejante riesgo, toda ayuda es poca. Por eso, todos los mineros sin excepción mascan hojas de coca -o pijchar, como se dice localmente-. El jugo que extraen de la planta les permite estar alerta, ignorar los rigores del sueño o el hambre y enfrentarse a maratonianas jornadas laborales. Para esto último tienen otro verbo que no hace falta explicar: venticuatrear.

 

Se calcula que unos 20.000 trabajadores suben a Cerro Rico para adentrarse en la mina. Si se consideran a las familias que dependen de ellos y a toda la actividad económica que gira en torno a la mina (de hecho, hay un mercado minero en el que los operarios pueden adquirir todo tipo de herramientas), no es descabellado afirmar que la mitad de los 250.000 habitantes de la ciudad de Potosí dependen, directa o indirectamente, de la montaña. 

 

Alberto, beneficiario del programa ÁgoraLa mina es tan omnipresente en Potosí que también es una causa de discapacidad visual. Las ya mencionadas precarias condiciones de seguridad sin duda conducen a ello. Durante la última visita a Potosí de la Fundación ONCE América Latina (FOAL) en su trabajo de cooperación con las personas ciegas de América Latina, conocemos a Alberto, que perdió la vista en la mina. “Estaba con el taladro y, sin darme cuenta, perforé un cartucho de dinamita que alguien del turno anterior se había dejado olvidado. El cartucho me explotó en la cara y salí despedido hacia arriba”, relata. 

 

Siete años después, Alberto ha cambiado el polvo de la montaña por la harina, y el aire irrespirable de la montaña por el olor a pan recién hecho. Después de su paso formativo por el Programa ÁGORA de inclusión laboral de FOAL, ejecutado en Potosí por la Pastoral Social Cáritas Potosí y cofinanciado por Cáritas Española, Alberto se formó en panadería y pastelería. Ahora está en proceso de abrir su propia panadería.

 

Al llegar a la ciudad, Alberto nos cuenta con emoción este nuevo proyecto vital mientras nos enseña el horno y la amasadora con los que, en el garaje de su casa, da forma a su futuro y al de su familia. Por suerte, llegamos en buen momento para probar su pan recién salido del horno. Estas vetas de harina y levadura no son plata, pero también valen un potosí y garantizan el futuro a otra persona con discapacidad visual. Es sólo uno de los múltiples ejemplos recientes de la labor de FOAL estos últimos 25 años en América Latina. 

 

Carlos Quirós
Técnico de proyectos de cooperación 
en la Fundación ONCE América Latina (FOAL)

Categorias: Internacional Discapacidad Accesibilidad Servicios sociales Educación y empleo

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El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.

Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.

Para más información: www.once.es