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“Nuestros cuentos se tienen que tocar”
La adaptación de los cuentos infantiles para el alumnado ciego
Hoy, con motivo del Día Internacional del libro infantil y juvenil, me reafirmo en el convencimiento de que “Nuestros cuentos se tienen que tocar” … es la frase que más utilizo cuando hacemos alguna exposición de los cuentos multiformato, que adaptamos en el Servicio Bibliográfico de la ONCE.
Recuerdo en especial un Día de Sant Jordi en las Ramblas de Barcelona, donde cada año ponemos nuestro stand, en el que vino un grupo de niños de quinto de primaria. Todos se acercaban con las manos entrecruzadas en la espalda y estirando el cuello para poder ver los cuentos, pues les llamaba mucho la atención el colorido y las diferentes texturas que utilizamos. Entonces, yo les pregunté:
- ¿No queréis tocar los cuentos?
Me respondieron:
- No podemos, nuestra profesora nos ha dicho que podemos mirar, pero no tocar.
- Aquí SI, -les dije- es el único stand donde estáis obligados a tocar, así podréis apreciar todos los materiales: suaves, ásperos, fríos...
Les encantó la experiencia, lo primero que hicieron fue cerrar los ojos e investigar las formas y las diferentes texturas. Estaban entusiasmados con esta nueva forma de leer un cuento.
En mi trabajo, en el área de relieves del Servicio Bibliográfico de la ONCE, me dedico sobre todo a la adaptación de cuentos infantiles. Cada obra para mí es un reto; no hay dos iguales; cada una tiene un tono, una personalidad. Cuando cae un cuento en mis manos, lo primero que hago es leerlo 4 ó 5 veces hasta que saco toda la esencia; me fijo en el más mínimo detalle que, seguro, aporta información indispensable para captar el mensaje del autor.
En los cuentos infantiles, como sabéis, tiene tanta importancia el texto como la ilustración, y nosotros tenemos que ser capaces de transmitir todo el contenido adaptando las ilustraciones lo máximo posible para completar el mensaje del texto que transcribimos al sistema braille y en letra con macrotipo, esto es, con letras gigantes para quienes ven poquito.
Una de las obras que me resultó más difícil de adaptar fue “El principito para los más pequeños”, una adaptación infantil de “El principito”, de Antoine de Saint-Exupéry. Esta obra, como todos conoceréis, habla de sentimientos, de estados de ánimo… creo que no hay nada más difícil que intentar plasmar un sentimiento o una característica de un ser humano: dictador, aburrido, guapo, etc… Pero creo que al final lo logramos.
Para conseguir mi objetivo, lo primero que busco son las ilustraciones que podemos plasmar de una forma sencilla; y digo sencilla no tanto por la elaboración, sino porque tenemos que reducir la cantidad de información que transmite cualquier ilustrador y quedarnos con lo más importante y relevante para captar la esencia. Una vez tenemos claro qué queremos adaptar, busco los materiales: utilizamos pieles, madera, telas, plásticos, cintas, lanas, botones, rafia, silicona y, como no, caucho eva (goma EVA). Con este último material en concreto tenemos que ir con mucho cuidado, ya que es muy fácil de trabajar y podemos caer en la trampa de utilizarlo en exceso, perdiendo las texturas de los demás.
Para representar algunas ilustraciones, tenemos algunos materiales que habitualmente salen en todos los cuentos: madera para troncos de árboles; aironfix o fieltro de color verde para las copas de los árboles o césped; PVC de color azul para el agua, tanto del mar con olas como lisa de estanques; el pelo característico de los animales (osos, perros, conejos, caballos) o de su piel: serpientes, elefantes, tortugas, etc.
La imaginación tiene que ser desbordante para llegar a plasmar lo que necesitamos. Por ejemplo, en una ocasión, en el cuento “BUBO”, nos valimos de un neceser transparente para crear una pecera; y en una de las últimas obras de la colección “Mis pequeños héroes”, utilizamos unos botones chinos para hacer los pendientes de Frida Kahlo; o en el cuento “El abuelo Ramón y la ONCE”, en el que, con palos de globos, montamos un bastón con un botón cogido a una goma.
Creo que los cuentos multiformato cumplen una doble función: acercar la lectura a nuestros usuarios al mismo tiempo que muestra a todos los compañeros de clase que el niño con discapacidad visual también puede tener materiales atractivos y que pueden ser compartidos con todos. Además, el hecho de imprimirlos en tinta y braille permite que puedan ser leídos a la vez tanto con los dedos como con los ojos, con lo que cualquier padre puede también leérselos a sus hijos, con independencia de que unos y otros tengan o no una discapacidad visual.
Recientemente, hemos lanzado la colección “Mis pequeños héroes”, que está indicada para los mayores de 8 años. Estos libros tienen como mucho una o dos ilustraciones, pero lo compensamos añadiendo algún elemento de cada uno de los personajes, con la intención de ser más interactivo. Por ejemplo, la lupa y el bigote de Poirot, en el de Agatha Christie; la batuta y las notas musicales, en el de Beethoven; un diario mini, en el de Ana Frank; o un caballete con pincel y pintura, en el de Frida Kahlo…
Pero, como habréis podido observar, este no es el trabajo de una persona sola, es el fruto de un equipo. Quizás yo tenga la primera idea, pero mis compañeros siempre me ayudan a mejorarla. Sin este trabajo común, animoso e ilusionado, hubiera sido imposible alcanzar los resultados obtenidos hasta ahora. El ámbito de la adaptación, además, está en constante evolución, siempre tenemos un reto nuevo; y seguiremos trabajando para que estos cuentos cada día lleguen a más público y sean más atractivos, con la idea principal de potenciar la lectura entre nuestros niños.
Teresa Robles
Técnica de Materiales en Relieve
Servicio Bibliográfico de la ONCE en Barcelona
Suena el reloj, otro día más, y pienso: “qué suerte despertarse cada día e ir con ilusión a trabajar...”. Cada jornada es diferente, ya que los maestros de la ONCE vamos itinerando por los centros educativos donde se encuentran escolarizados los alumnos/as y, por lo tanto, nuestro trabajo varía en función de las necesidades de cada niño/a.
Cada mañana, nada más llegar a la ONCE, reviso mi agenda y compruebo los materiales que tengo que llevar al colegio donde voy a acudir esa jornada, como, por ejemplo: mapas o maquetas en relieve, apuntes en Braille, materiales para potenciar el resto visual etc. Una vez tengo todo preparado, lo monto en mi coche, un poquito de música y empieza el día.
En Medina del Campo me está esperando Lucía, una alumna ciega que está cursando 1º de la ESO. Según el día de la semana, trabajamos diferentes contenidos; aprendemos los nuevos símbolos matemáticos en Braille, exploramos y estudiamos con las manos el mapa que esté dando en ese momento, y además, trabajamos con el ordenador para ser cada día más autónomas, así como la orientación y movilidad por el instituto. Y, por supuesto, en el recreo cogemos fuerzas. Una vez finalizada la jornada, vuelvo a la ONCE con nuevas tareas, apuntes o exámenes que transcribir a Braille.
Hoy toca otro pueblo vallisoletano, Cabezón de Pisuerga. De nuevo cogemos el coche y nos ponemos en carretera, este municipio está más cerquita. Allí apoyo a Sofía, una niña de 2º de E. Primaria con baja visión. Juntas aprendemos a utilizar el manejo de las herramientas ópticas que la ONCE pone a disposición de los alumnos, en este caso concreto el uso de diferentes lupas, trabajamos para potenciar el resto visual buscando que sea lo más funcional posible, buscamos las adaptaciones necesarias para que el material con el que nos toca trabajar sea accesible y, al mismo tiempo, vamos solventando las necesidades del día a día.
Aunque el contacto con el profesorado que imparte clase a mis alumnos es continuo, siempre me gusta aprovechar el cara a cara los días que estoy en los centros para orientarlos y asesorarlos sobre cómo trabajar con ellos, afrontamos los nuevos retos que van apareciendo en el día a día, y así, poder solventar conjuntamente las dudas que van surgiendo. La atención de las necesidades del alumnado es una labor de todo su entorno; para que la maquinaria funcione es fundamental implicarnos y poner nuestros conocimientos a su disposición, así se conseguirán grandes retos.
Y... casi sin darme cuenta... ¡Ya estamos en el segundo trimestre, el curso va que vuela! Cada día llego a casa con un aprendizaje nuevo, mis alumnos también me enseñan, es un trabajo mutuo. Durante el curso, mi mochila personal se va llenando de experiencias muy enriquecedoras y claramente, la mochila tiene que seguir llenándose.
También hay hueco para momentos divertidos… como me sucedió con un antiguo alumno de los más pequeños, le sorprendió mi larga melena y no quería dejar de acariciarla con su mano; o cuando, vísperas de Navidad, una alumna estaba muy emocionada diciendo a sus compañeros de clase que iba a tener la oportunidad de ir a una fiesta “privada” con Papá Noel en la ONCE y claro... sus amigos también querían venir.
Puedo decir que mi labor docente con este alumnado me parece muy gratificante y fructífera. Pasito a pasito vamos avanzando. Me siento muy afortunada de poder disfrutar realizando mi trabajo.
Belén Ortega
Maestra ONCE D.T. Valladolid
Por fin, tras muchos años deseando asistir, llegó el momento. Nos sentimos como unos niños pequeños cuando se les permite sentarse en “la mesa de los mayores”. No fue hasta llegar al cuarto año de carrera de fisioterapia, en la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE (EUF ONCE), cuando nos permitieron acudir a nuestras primeras jornadas de fisioterapia y, desde entonces, no hemos dejado de asistir.
Este año las jornadas trataron sobre la Fisioterapia en el Dolor Craneofacial, donde se abordaron temas como su valoración y diagnóstico, sus posibles orígenes y el manejo del dolor craneofacial. Además, tuvimos la oportunidad de participar en diferentes talleres sobre el tema. Fue una experiencia muy enriquecedora, pues tuvimos la oportunidad de escuchar y presenciar distintas ponencias de autores e investigadores de renombre en el campo de la ciencia y la fisioterapia, como Mariano Rocabado, Harry Von Piekartz, Juan Mesa, César Fernández de las Peñas, Roy La Touche, Eduardo Zamorano, Jan Dommerholt e Iñaki Pastor entre otros. Muchos de ellos eran ya conocidos para nosotros ya que nuestros profesores los mencionaban a la hora de enseñarnos lo más actual en el entorno de la evidencia científica.
Tanto mi compañero, José María, como yo, comenzamos juntos la carrera de fisioterapia en la EUF de la ONCE. Recordamos, con mucha nostalgia y cariño, los años transcurridos durante la formación. En mi caso, recuerdo sentirme muy perdida, incluso asustada. Me habían diagnosticado hace poquito un trastorno degenerativo de mácula (Enfermedad de Stargardt) a los 26 años. Estaba recién afiliada a la ONCE y desconocía por completo su organización más allá de la venta de cupones y algunas obras solidarias. Me costó horrores (a día de hoy, todavía tengo mis momentos) ir adaptándome poco a poco a mi nueva situación. Me encantaba escribir, dibujar, pintar… pero cada vez, estas actividades se me iban complicando. Tuve que dejar de conducir, dejar mi antiguo empleo como técnico de laboratorio biomédico, dejar ciertos hobbies que precisaban visión fina, dejé de salir tan a menudo porque me daba miedo y vergüenza no reconocer a gente conocida y, por supuesto, dejar mi idea de estudiar biología. Fue entonces cuando la ONCE me aconsejó estudiar fisioterapia. “¿Fisioterapia?” pensé, “bueno, tiene algo de biología, vamos a probar, qué otra cosa puedo hacer”.
Reconozco que, al principio, estaba deseando que me dijeran que había sido un error, que el diagnóstico estaba mal y recuperaría mi vista, volvería a conducir, a pintar, al laboratorio…Pero mientras iba profundizando en la ONCE y, concretamente, en la Escuela de Fisioterapia, me iba cautivando. Realmente me sentí como en “otro mundo”, un mundo donde no estaba tan expuesta a juicios por un físico o apariencia, donde sentía que se valoraban otros aspectos de la vida. Estaba descubriendo la otra cara de un mundo superficial. La fisioterapia no era la profesión que había pensado para mí, pero me empezó a gustar más de lo que me esperaba. Efectivamente tiene mucha biología, fisiología y, el saber que podría ayudar a otras personas fue una enorme motivación para dedicarme a ello. Además, en la escuela tuve una muy buena acogida. Al ser una universidad pequeña, el trato con compañeros y profesores suele ser más personal. Las clases, habitualmente, son de 15 personas, en comparación con las clases de más de 100 personas en otras universidades, por lo que se vuelven más “individualizadas”, como clases particulares.
Es realmente un privilegio, un lujo, el poder ser parte de esta escuela. Tanto los profesores como el resto del equipo que la forman son unos profesionales excepcionales, además de unas grandes personas. Siempre están con una sonrisa y dispuestos a ayudar en lo que haga falta. Recuerdo que mi curso fue especialmente “agotador” para los profesores ya que hasta que algo no nos quedase completamente claro, abordábamos al profesor con multitud de preguntas y, aun así, siempre nos respondían con gran amabilidad y nos dedicaban el tiempo que hiciera falta.
Ya en la recta final, pudimos experimentar la posibilidad de responsabilizarnos del trato a pacientes, así como de perfilar y mejorar nuestras dotes como futuros fisioterapeutas. En cuanto finalizamos la carrera, nos fue realmente fácil encontrar un trabajo. Nos sorprendió, sobre todo, lo sencillo que resultaba adaptarse en otros entornos, tanto fuera como dentro de ONCE, y la seguridad con la que trabajábamos. Fue, en estos momentos, cuando te das cuenta de la enorme suerte de haber estudiado en esta escuela. Estamos muy agradecidos con la EUF de la ONCE porque no solo te enseñan una profesión maravillosa, sino que te enseña a crecer como persona.
Gracias a las jornadas que organiza la ONCE, nos vamos actualizando año tras año, pues la fisioterapia es un campo en constante crecimiento. Surgen nuevas técnicas de valoración y tratamiento, nuevos diagnósticos y estamos aprendiendo a abordar la fisioterapia desde un trabajo multidisciplinar.
Sandra González Escribano
Estudiante y becaria de investigación
de la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE
Así comienzan los locutores el programa de radio-podcast Recreando. Los alumnos de 3º y 4º de la ESO del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Madrid dirigen, preparan, buscan información, aprenden y se divierten con la radio comunicando.
Tras varios acercamientos, en la Semana Cultural del curso 2020-21 logramos, por fin, emitir por primera vez un programa de radio elaborado por los alumnos del colegio. Queríamos comprobar si el proyecto se podía sacar adelante y el resultado nos animó a que así fuera. “Esta es nuestra radio, vuestra radio, hecha por nosotros para vosotros”. Con esta máxima los alumnos elaboran un programa mensual que emiten en directo y que queda colgado en la página web del CRE de Madrid como podcast para que se escuche en horas más apropiadas... “No nos escucha ni el tato”, sufren los alumnos cuando ven el seguimiento del programa en directo. Y es que las 13:30 horas del primer viernes de mes no es la mejor hora para el oyente potencial. De todas formas, este inconveniente no menoscaba la ilusión con la que estos alumnos preparan su programa.
La decisión de temas, el enfoque, la preparación de entrevistas o la búsqueda de información los lleva a sentirse como en la redacción de cualquier medio de comunicación. “Desde que estamos haciendo el programa me estoy planteando estudiar periodismo. Pero, claro, quiero que en un futuro mis hijos no se mueran de hambre”, comenta divertida una alumna que se encarga de las entrevistas informativas, conocedora de lo difícil que se encuentra el sector en estos momentos. Pretendemos que en el programa participe el mayor número de jóvenes posible, no solo delante del micrófono, sino también detrás, proponiendo temas y redactando los guiones. Un resultado tan profesional conlleva horas preparando las preguntas, horas preparándonos para las posibles respuestas de los invitados y prácticas de entonación y de repetición en el estudio.
Su programa es un viaje en tren que va haciendo paradas en las distintas secciones aderezado con publicidades que recrean, sin finalidad comercial, temas que les interesan: “Quince cosas que no sabias”, “micrófono abierto”, “ahora que leo”, “te sacamos una sonrisa”..., son algunas de las paradas que hace su tren de la radio. Por sus micrófonos ha pasado la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez; Miguel Carballeda, presidente del Grupo Social ONCE; Ángel Sánchez, director general de la ONCE; Ángel Expósito, periodista y director de “La Linterna” de la COPE; y muchos más. Es tanta la ilusión, que la sola elección de los entrevistadores tiene que ser democrática porque todos quieren participar. Sus entrevistas siempre pretenden sonsacar del personaje en cuestión cómo eran ellos a su edad, qué les motivaba, qué hacían, cómo se preparaban.
Quien conozca a los alumnos comprobará que quien no suele narrar, narra; que quien no suele preguntar, pregunta e, incluso, que los más serios se atreven a contar un chiste. ¡Te invitamos a escucharlo para descubrirlo y contagiarte de la ilusión con la que preparamos cada programa!
José Ignacio y Hayat
Coordinadores del proyecto RECREANDO
Mostrando el intervalo 1 - 5 de 24 resultados.
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Acerca de la ONCE
El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.
Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.
Para más información: www.once.es