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Museo Tiflológico
Por Ángel Luis Gómez Blázquez, director de Promoción Cultural, Atención al Mayor, Juventud, Ocio y Deporte
Mucho antes de la pandemia, cuando no sabíamos de la existencia de la COVID-19 y sus consecuencias a nivel mundial, allá por la primavera de 2019, la Dirección de Promoción Cultural, Atención al Mayor, Juventud, Ocio y Deporte de la ONCE inició un proyecto denominado ‘Cultura Global ONCE’, que nació con un propósito claro: llevar a cada teléfono móvil, tableta y ordenador aquellas actividades culturales de interés general que se organizaban y desarrollaban en los diferentes centros de la ONCE, tales como conferencias, tertulias, charlas, presentaciones de libros, etc.
Este proyecto de Cultura Global ONCE inicia su andadura en mayo de 2019 con la presentación en el salón de actos del Museo Tiflológico del libro 'Los caminos de la luz' de Coia Valls, acto que fue seguido en streaming por cientos de personas afiliadas y no afiliadas a la Organización, y con una importante participación por su parte. A esta primera actividad le siguieron otras organizadas por centros territoriales como Madrid, Canarias, Murcia o Alicante, destacando la presentación del libro del periodista y musicólogo José Ramón Pardo titulado “Aquellos años del guateque”, y que desarrollaron online entre Canarias y Madrid. ¿Quién nos iba a decir entonces que este proyecto, que este espacio cobraría una especial importancia en nuestros días?
Nexo de unión y enriquecimiento
La COVID-19 lo ha cambiado todo, y más aún si cabe en el ámbito de la cultura, del ocio, del tiempo libre o del deporte. Esta nueva situación ha obligado a los centros ONCE a reinventarse y a utilizar las tecnologías para continuar ofreciendo a sus afiliados oportunidades para el encuentro, aunque sea de forma virtual, y el desarrollo de actividades culturales, formativas, creativas y deportivas de forma segura y con la mejor calidad.
Ante ello, nuestra intención es que ‘Cultura Global ONCE’ pueda llegar a ser un nexo más de unión y contacto con y entre todas y cada una de las personas afiliadas a la ONCE, sean cuales sean sus circunstancias. Y en eso estamos: aprovechando los ingentes fondos de libros adaptados disponibles en la Biblioteca Digital y de los cientos de películas, series, documentales y cortometrajes audiodescritos de la Videoteca Audesc, surgió la idea de maridarlos en una tertulia mensual denominada “De libros y cine”, en la que 4 o 5 personas, jóvenes y mayores, comparten y debaten sobre una temática específica y los libros, series y películas adaptadas relacionadas con dicha temática. Y así hemos disfrutado de “Las distopías”, del gran “Ennio Morricone”, de “Nuestra guerra incivil” o de “La escuela sin burbujas”. Y las que están por llegar.
Otras apuestas de ‘Cultura Global’ son, por ejemplo, el taller de inicio a la escritura creativa “En 100 palabras”, en el que el ganador del premio Tiflos de novela en 2017, Juan Fernández, comparte su saber hacer en esta materia con 100 personas afiliadas de todo el territorio nacional. Los mejores textos, a juicio del profesor y de los participantes, se comparten también en este espacio. La ópera también tiene su lugar gracias a la iniciativa de la ONCE en Asturias y la Universidad de Oviedo con 5 conferencias para “Vivir la ópera”. Y nuestros más jóvenes y su talento audiovisual, literario y musical inician en noviembre “Expresarte: tips para creativ@s Z”. Seguro que algun@ de ell@s ganará un premio Prometeo. De camino llegan la presentación del cortometraje “Otra forma de caminar”, ganador de varios premios, de manos de su jovencísima directora Laura Torrijos-Bescós y del protagonista y autor afiliado del libro que lo inspira, José Antonio Rodríguez Zamora; un ciclo de “Poesía de proximidad” (no podemos adelantar más detalles) y otros talleres y actividades culturales muy interesantes.
Todo esto y mucho más se encuentra en Club ONCE y concretamente en el apartado de Cultura Global ONCE situado dentro de la sección de Servicios/Ocio, Cultura y Deporte.
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Las actividades del Museo Tiflológico de la ONCE han expandido el conocimiento y la cultura de una parte significativa de la sociedad, y en particular, de las personas con discapacidad visual, muchas de las cuales interaccionan con las obras mediante el sentido del tacto, pues, a través de las yemas de los dedos, pueden identificarse las uniones de la Torre Eiffel o las columnas del Coliseo Romano. Asimismo, puede reconocerse la fisionomía de la Dama de Elche o comprenderse espacialmente el Acueducto de Segovia. Estos son sólo algunos de los ejemplos de las joyas del Patrimonio Universal que el Museo Tiflológico pone a disposición de sus visitantes en sus salas de reproducciones de monumentos.
A su vez, gracias a su colección de obras artísticas, el museo permite que las personas ciegas se aproximen al arte a partir de la exploración táctil de piezas originales. No obstante, como consecuencia de la crisis sanitaria, las personas ciegas y con discapacidad visual grave estamos muy preocupadas por recuperar la situación anterior, en la que las colecciones táctiles de los museos estaban disponibles para ser tocadas sin restricciones.
Desde el Museo Tiflológico, cuyo lema es: “Museo para ver y tocar”, en el marco del Día Internacional de los Museos, el pasado 18 de mayo, celebramos una mesa redonda bajo el título: “En lo tocante a tocar” (vídeo de abajo). Ahora, con motivo de la reapertura del museo, el 7 de julio, queremos profundizar en lo que significa tocar para reconocer, percibir y acceder a la información visual de una obra artística tridimensional.
Para comprender la percepción táctil de una obra de arte, es preciso señalar que el sentido del tacto es complejo, dado que abarca numerosos procesos y mecanismos fisiológicos y psicológicos. Concretamente, el tacto funciona de un modo analítico, y precisa un contexto explicativo que permita integrar la información parcial captada, de modo que sea posible la creación de una imagen táctil. En este sentido, es necesario matizar que la imagen táctil del objeto físico concreto es de diferente naturaleza comparada con la imagen visual.
El canal de información táctil, o de forma más general, la percepción háptica, integra las sensaciones del tacto activo, tales como la presión, la vibración, o la temperatura, así como la información procedente del sistema cinestésico, relativo a la posición y movimiento del propio cuerpo. Por ello, pueden apreciarse dos dimensiones de la exploración táctil: la identificación de las cualidades de un objeto tridimensional y el reconocimiento de la forma espacial; y, por tanto, mediante el movimiento de los dedos, es decir, a partir del tacto activo, la manipulación y las referencias internas con respecto a las posiciones del cuerpo, pueden comprenderse los objetos táctilmente y así formar el juicio personal sobre la estética de las piezas. Sería de ese modo como podrían percibirse la superficie pulida de aluminio y la curvatura de los párpados del bebé de la escultura Baby Silver, de Kay Woo, o cualquiera de las reproducciones arquitectónicas realizadas a escala, por citar obras pertenecientes a los fondos del Museo Tiflológico.
Equipo del Museo Tiflológico
Nuevo hito en accesibilidad en videojuegos con #TheLastOfUsParteII
— Javi Andrés (Jabote) (@Jabote22) June 17, 2020
Las personas con discapacidad visual, auditiva, intelectual... pueden vivir este viaje trepidante gracias a audiodescripción, ayudas, lupa, tamaños, acciones automáticas, ajustes de IA... Este debe ser el camino pic.twitter.com/6DDvEJY4M9
Crítico de videojuegos
La ONCE abrió al mundo su biblioteca digital con más de 64.000 obras accesibles. Pero no fue un camino fácil hasta conseguirlo...
Pongámonos en situación. Para entender el Tratado de Marrakech hay que entender primero varias cosas. En primer lugar, que un libro o cualquier otra publicación no puede “tocarse” sin el permiso de sus autores; en segundo lugar, que las leyes de propiedad intelectual (derechos de autor) son nacionales y solo tienen valor dentro de las fronteras de un país. La ley española contiene una pequeña pero vital excepción a nuestro favor: permite hacer accesibles libros para personas con discapacidad ¿Y cómo compartimos textos con el resto del mundo? ¿Cómo los pedimos en otros idiomas si en esos países sus excepciones son también nacionales? Fácil, con un tratado internacional que permita utilizar esas mismas excepciones fuera de nuestras respectivas fronteras.
A esa conclusión llegó la Unión Mundial de Ciegos, que preparó un borrador mucho antes de 2009, con el apoyo de los representantes de Brasil, Ecuador, Paraguay y México, y lo presentó ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el organismo de Naciones Unidas que protege los derechos de autor.
En estas circunstancias, proferir en la sede de la OMPI términos como “excepción”, “exención”, “libre de derechos de autor” o “sin permiso de los autores” era casi como blasfemar en el templo de los derechos de autor. Y nuestro tratado no hablaba de otra cosa... Por lo pronto, conseguimos que la expresión “limitaciones y excepciones” que antes solo se susurraba con pavor por los pasillos de la sede de la OMPI en Ginebra, pasara a ser un punto inamovible del orden del día en todas las reuniones del comité de la OMPI que regula los derechos de autor, aunque miraban con recelo a los “bichos raros” que representamos a las personas ciegas y solicitamos esta opción. En múltiples ocasiones alegaron que con la libre distribución de los “libros para ciegos” iba a aumentar la piratería, que íbamos a acabar con el mundo de los derechos de autor, con la creatividad cultural...
La OMPI siguió los pasos a que se refería Mahatma Gandhi: “Primero te ignoran, después se ríen de ti, después de atacan y, al final, vences”. En fin, que se tardaron cuatro años en convencer a la mayoría de los países que integran la OMPI de que este tratado no perjudicaría en nada a autores y editores, y de que, además, haría mucho bien a millones de personas que solo pueden leer un cinco por ciento de los libros publicados, y eso en el mejor de los casos. A eso lo llamábamos (y lo seguimos llamando) “la hambruna de libros”.
En la antigua sala de plenos de la OMPI y los pasillos que la rodean vivimos discusiones eternas, cuestionándose incluso las comas de un texto durante horas para, poco después, eliminar de un plumazo todo el párrafo... Pasábamos de lo interesante a lo exasperante en minutos, de lo insufrible a lo esperanzador en segundos, y de una reunión a otra en seis meses. A ese ritmo nos iba a llevar décadas...Fueron sesiones maratonianas que acababan a media noche con un pedido de pizzas para cien personas o más -con la delegación de Estados Unidos invitando a chocolatinas (suizas, por supuesto)- para acabar declarando nula toda una reunión del Comité, que tardaría otros seis meses en reunirse. Eso sí, las ONG impulsoras, entre ellas la ONCE, trabajábamos mucho entre sesión y sesión.
Las distintas tácticas para minar el tratado, para quitarle sustancia o, simplemente, hacerlo desaparecer fueron de lo más variopintas y generaron incluso diferencias entre los grupos de negociadores por parte de las personas ciegas. La palabra “Tratado” para referirse a la propuesta de la Unión Mundial de Ciegos pasó a nutrir el cada vez más numeroso grupo de términos prohibidos, impulsando una simple recomendación sin validez legal alguna. Tras una reunión que una pequeña delegación de la UMC mantuvimos en Bruselas con el comisario Barnier (sí, el del Brexit), la Unión Europea empezó a virar su comportamiento, y su apoyo a la causa ganó en consistencia. Aunque surgieron problemas como no publicar varias veces un mismo libro en un formato accesible o la temida compensación económica a los autores y editores por cada libro compartido…
En 2012 se decidió que no había mucho más que discutir en Ginebra y se fijó una gran reunión en 2013 en Marrakech con denominación de Conferencia Diplomática, una macrorreunión a la que acuden las delegaciones nacionales con sus embajadores para cerrar los tratados internacionales.
José Feliciano y Stevie Wonder, claves
Hasta allí acudió la ONCE, y hasta el mismísimo José Feliciano a cantar mientras cenábamos en una jaima en el desierto, e incluso Stevie Wonder, quien dijo directamente a los negociadores el primer día que hicieran bien su trabajo, que ya estaba bien, y hasta nos prometió un concierto exclusivo si lo conseguían. Pero si las negociaciones en la sede de la OMPI habían sido duras, lo de Marrakech fue para vivirlo. Desde el primer día se nos amenazó con que no habría tratado (y eso que el Ministro de Industria marroquí bromeo con cerrar el espacio aéreo hasta que no hubiera tratado!) y se quisieron incluir a última hora cláusulas al tratado que lo harían totalmente inútil. Porque las ONG no negociamos directamente los términos de un tratado. No tenemos voto, pero sí el conocimiento exacto de lo que necesitamos y de lo que queremos. Por eso, durante los días que duraron las negociaciones, la delegación de la UMC se convirtió en la asesoría permanente de aquellos representantes de los estados miembros que defendían nuestra postura (que todavía los había que no, ¡incluso dentro de la UE!).
En la noche del 27 de junio de 2013, entre lágrimas, abrazos y aplausos, supimos que, en un futuro cercano, podríamos por fin intercambiar libros accesibles con total libertad. Eso sí, entre países que voluntariamente aceptaran los términos del tratado y así lo dijeran en su propia ley de propiedad intelectual, que no cobraran nada por este servicio y que se aseguraran de que los libros van a parar únicamente a quien los necesita. Cumpliendo con su palabra, Stevie Wonder volvió a Marrakech al día siguiente, y nos maravilló con uno de los conciertos más increíbles y emotivos que podáis imaginar. En un pequeño auditorio del Palacio de Congresos de Marrakech, limitado exclusivamente a los asistentes a la Conferencia Diplomática, Steve Wonder nos regaló más de una hora de su repertorio más conocido.
España, con el resto de países de la Unión Europea, dio el “sí, quiero” al tratado el 1 de octubre de 2018. Eso sí, después de cuatro años de negociaciones en Bruselas. Solo un año después, desde el pasado 8 de octubre, la ONCE cumple su compromiso abriendo su biblioteca digital, con más de 64.000 obras (la biblioteca en español de obras accesibles de gran calidad más grande del mundo) a todas aquellas entidades que dan servicio a personas ciegas y con discapacidad visual del mundo. Una colección de obras transcritas al braille por los mejores especialistas, los mismos que hacen nuestras signografías más complejas; con grabaciones de las mejores voces –como el actor José María Pou-; con partituras musicales elaboradas por expertos músicos braillistas: todo un lujo para las personas ciegas que hablen o entiendan el español, estén donde estén.
Un proceso largo, sí, pero corto para lo que es la puesta en marcha de un Tratado. Con Marrakech se han batido todos los récords: el tratado que menos tardó en negociarse y aprobarse (y fueron cuatro años...), el que menos tardó en entrar en vigor (tres años, y eso que exigieron veinte ratificaciones, un número superior al habitual), y el que más rápido se empezó a implementar (casi al día siguiente de su entrada en vigor).
Ahora, este tratado es la “niña bonita” de los tratados de la OMPI, el que presentan con más orgullo y al que le auguran una vida más larga y fructífera. En realidad, eso es lo que, a pesar de todo y de todos, nos hizo seguir, el saber que, tardara lo que tardara en llegar, este tratado y sus beneficios no iban a ser inmediatos, pero iban a durar siempre.
Bárbara Martín Muñoz y Francisco Martínez Calvo
Negociadores de la ONCE en el Tratado de Marrakech
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Acerca de la ONCE
El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.
Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.
Para más información: www.once.es