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Hola, soy Verónica y, si bien soy profesional de educación en la ONCE, especializada en la intervención en alumnado con discapacidad visual y sordoceguera, hoy me asomo a este blog para contar las experiencias personales que han impulsado mi amor por los libros, así como mis emociones como autora novel de una novela, ahora que tenemos tan cercana la celebración de la Feria del Libro de Madrid.

Nací en París hace unos tantos años y allí viví muchos periodos vacacionales de mi vida con mi abuela materna. Desde pequeña he sentido pasión por la lectura y la escritura y, cuando el ritmo de vida y las obligaciones familiares me lo permiten, intento tener siempre un libro de lectura en mis manos. Según fui creciendo y, gracias al amor y al ejemplo que recibí de algunas personas cercanas, fui descubriendo que una de las cosas que más me llenaba era el contacto y servicio a los demás. 

Tuve la suerte de entrar a trabajar en la ONCE y ejercer como pedagoga. Desde entonces he tenido la oportunidad de asumir distintos perfiles y, actualmente, compatibilizo mi trabajo como orientadora de alumnos con sordoceguera con la coordinación del servicio de Formación de profesionales del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Madrid.

Hace unos años sufrimos una pandemia que nos arrebató a todos muchas cosas. La más importante, la vida de muchos seres que, sin poder despedirse de sus familiares, fueron trasladados a un hospital para morir en el silencio. Esas imágenes tan duras, que ilustraban las noticias de cada día, hicieron que me pusiera en marcha y escribiera este libro, dedicado a mi abuela y, por ende, a todas esas personas cuyas vidas quedaron en el tintero.

Portada del libro "Lágrimas de Amor" por Verónica SoudantLágrimas del amor” es mi primera novela y en ella se mezclan muchos sentimientos y hechos socioculturales del siglo XX. Albertine es su protagonista y nos cuenta cómo afrontaron la vida sus abuelos, sus padres -y la suya propia-, en un entorno marcado por dos Guerras Mundiales y sus efectos colaterales. Momentos agridulces pero contados desde el respeto y con el corazón.

Desde que lo publiqué, he tenido la suerte de poderlo presentar en muchos lugares de España. Pero si tuviera que calificar cómo han sido dichas experiencias, no podría dejar de poner en alto que lo más gratificante siempre ha sido y es los momentos en que lo he presentado en algunas sedes de la ONCE, como las ubicadas en los barrios madrileños de Ciudad Lineal, Carabanchel, Tetuán o en la localidad de Getafe; lugares en los que me siento como en casa y donde he podido unir mis dos pasiones, la lectura y el servicio a los demás.

Han sido encuentros con un grupo de lectores que, tras leer el texto en braille o en sonoro en los clubes de lectura para personas ciegas de la ONCE, escuchaban mi presentación con un espíritu gratuito, crítico y constructivo. Encuentros preciosos donde cada uno, desde sus vivencias, nos hacía al resto partícipes de sus opiniones y sus experiencias.

Y es que, sin duda, leer y nutrirse de lo que en los libros se cuenta, es una fuente de enriquecimiento personal que nos muestra la historia y nos permite aprender a ser mejores personas. Leyendo, compartiendo y disfrutando de y con los demás.

Verónica Soudant
Orientadora de alumnos con sordoceguera
Coordinadora del servicio de Formación de profesionales del CRE de Madrid

Categorias: Ocio y cultura

Suena el reloj, otro día más, y pienso: “qué suerte despertarse cada día e ir con ilusión a trabajar...”. Cada jornada es diferente, ya que los maestros de la ONCE vamos itinerando por los centros educativos donde se encuentran escolarizados los alumnos/as y, por lo tanto, nuestro trabajo varía en función de las necesidades de cada niño/a.

Cada mañana, nada más llegar a la ONCE, reviso mi agenda y compruebo los materiales que tengo que llevar al colegio donde voy a acudir esa jornada, como, por ejemplo: mapas o maquetas en relieve, apuntes en Braille, materiales para potenciar el resto visual etc. Una vez tengo todo preparado, lo monto en mi coche, un poquito de música y empieza el día.

En Medina del Campo me está esperando Lucía, una alumna ciega que está cursando 1º de la ESO. Según el día de la semana, trabajamos diferentes contenidos; aprendemos los nuevos símbolos matemáticos en Braille, exploramos y estudiamos con las manos el mapa que esté dando en ese momento, y además, trabajamos con el ordenador para ser cada día más autónomas, así como la orientación y movilidad por el instituto. Y, por supuesto, en el recreo cogemos fuerzas. Una vez finalizada la jornada, vuelvo a la ONCE con nuevas tareas, apuntes o exámenes que transcribir a Braille.

Belén Ortega, profesora de la ONCE enseñando un mapa en brailleHoy toca otro pueblo vallisoletano, Cabezón de Pisuerga. De nuevo cogemos el coche y nos ponemos en carretera, este municipio está más cerquita. Allí apoyo a Sofía, una niña de 2º de E. Primaria con baja visión. Juntas aprendemos a utilizar el manejo de las herramientas ópticas que la ONCE pone a disposición de los alumnos, en este caso concreto el uso de diferentes lupas, trabajamos para potenciar el resto visual buscando que sea lo más funcional posible, buscamos las adaptaciones necesarias para que el material con el que nos toca trabajar sea accesible y, al mismo tiempo, vamos solventando las necesidades del día a día.

Aunque el contacto con el profesorado que imparte clase a mis alumnos es continuo, siempre me gusta aprovechar el cara a cara los días que estoy en los centros para orientarlos y asesorarlos sobre cómo trabajar con ellos, afrontamos los nuevos retos que van apareciendo en el día a día, y así, poder solventar conjuntamente las dudas que van surgiendo. La atención de las necesidades del alumnado es una labor de todo su entorno; para que la maquinaria funcione es fundamental implicarnos y poner nuestros conocimientos a su disposición, así se conseguirán grandes retos.

Y... casi sin darme cuenta... ¡Ya estamos en el segundo trimestre, el curso va que vuela! Cada día llego a casa con un aprendizaje nuevo, mis alumnos también me enseñan, es un trabajo mutuo. Durante el curso, mi mochila personal se va llenando de experiencias muy enriquecedoras y claramente, la mochila tiene que seguir llenándose.

También hay hueco para momentos divertidos… como me sucedió con un antiguo alumno de los más pequeños, le sorprendió mi larga melena y no quería dejar de acariciarla con su mano; o cuando, vísperas de Navidad, una alumna estaba muy emocionada diciendo a sus compañeros de clase que iba a tener la oportunidad de ir a una fiesta “privada” con Papá Noel en la ONCE y claro... sus amigos también querían venir.

Puedo decir que mi labor docente con este alumnado me parece muy gratificante y fructífera. Pasito a pasito vamos avanzando. Me siento muy afortunada de poder disfrutar realizando mi trabajo.

Belén Ortega
Maestra ONCE D.T. Valladolid

Categorias: Educación

Llevamos ya algo más de una semana de la vuelta al cole y ya teníamos ganas, Sara, sobre todo, porque ya quería ver a sus amigos y, además, tenía una nueva profesora, por lo que estaba muy emocionada. Para Laura fue un poquito más difícil, pero no mucho, porque decía que no tenía ganas de hacer deberes, pero al final, esta semana la ha disfrutado muchísimo.

 

Para nosotros, la vuelta al cole es como para otra familia cualquiera, libros, materiales, mochilas... La verdad, es que ya echamos de menos la rutina. Para nosotros, lo único diferente es que, por las tardes, como cualquier actividad extraescolar, Laura y Sara tienen sus actividades en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE, pero ellas van a un colegio ordinario, en el que, además, estamos muy contentos por todos los apoyos que estamos teniendo. 

 

Desde ONCE siempre han estado ayudándonos, primero con la atención temprana, que, además de las clases que ellas tenían, nos daban recursos para trabajar y aprender en casa. Cuando crecieron, fuimos a una escuela infantil que tenía un montón de programas de apoyo y donde también nos siguió apoyando la ONCE. Cuando cumplieron 6 años ya pasaron al cole que están ahora, que, además, es un colegio pequeño y muy familiar, y a nosotros nos gusta, hay poquitos alumnos en cada aula y ellas puedes seguir las clases con total normalidad, en educación inclusiva. Si hago memoria, ellas empezaron las clases como otro niño cualquiera, solo que, en vez de leyendo, ellas aprendieron braille con dos o tres años, y así, pudieron estar en el aula, con todos sus compañeros desde el principio. La implicación de los profesores y de los tutores ha sido siempre una maravilla, por ejemplo, la tutora de Sara en estos últimos dos cursos ha hecho muchísimos cursos de la ONCE y ha aprendido un montón de braille, y eso es un gustazo y a ti te da muchísima tranquilidad.

 

Ahora mismo, Laura y Sara tienen, además de sus profesores en el cole, su profesora de la ONCE, Marga, quien nos ha ayudado en toda su etapa educativa. Les ha enseñado braille, les acompaña en las clases... es su profe de apoyo. También tienen su técnico de rehabilitación, su “profe TR” como nos gusta decirlo, que es quien les enseña a usar el bastón blanco, sobre todo, y a hacer ciertas cosas en casa, como, por ejemplo, doblar ropa, cortar la comida con el cuchillo... más allá de eso, para nosotros es como otra familiar cualquiera. Si que es cierto que nos gusta mucho apuntarnos a todo lo que organiza la ONCE: las jornadas de familias, talleres... ellas disfrutan y nosotros estamos muy contentos por la atención que reciben. 

 

Los primeros días fueron una locura, pero ya ha pasado una semana y hemos retomado la rutina que tanto echábamos de menos y Sara y Laura están muy contentas, que eso es lo importante, así que, a ver qué tal el curso, pero seguro, que genial. 

 

 

Inmaculada
Madre de Laura y Sara
Alumnas en educación inclusiva

 

 

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Acerca de la ONCE

El compromiso de la ONCE es hacer realidad las ilusiones de miles de personas con discapacidad y de sus familias. Y todo ello (educación, empleo, accesibilidad, nuevas tecnologías, ocio, deporte...) lo logramos gracias a la solidaridad de la sociedad española que, día a día, año tras año, confía en nosotros, acercándose a los vendedores de la Organización y al resto de establecimientos autorizados para la venta de nuestros productos, conocedores de nuestra labor, sabiendo que, si nos necesita, en la ONCE y su Fundación, estaremos a su lado.

Y todo ello lo hacemos con la garantía de ser la única marca en España con el sello de Juego Responsable, con las certificaciones nacionales e internacionales más severas, y que sólo la ONCE ha alcanzado en el ámbito del juego, un aval más de la integridad de nuestra gestión.

Para más información: www.once.es