Hay momentos en la vida que son muy importantes y, sin duda, creo que yo estoy viviendo uno de ellos. Acabo de empezar la Universidad y siento que va a ser una época muy especial en mi vida.

Al principio no tenía muy claro que hacer, pero me llamaba mucho la atención la economía y creo que Administración y Dirección de Empresas es la carrera que más se ajustaba a lo que buscaba. Este último año ha sido duro, porque no nos engañemos, en 2º de Bachillerato hay que apretar…

Aunque me suelo apañar bien, el curso anterior tuve un problema de visión más allá de mi discapacidad visual, por eso solicité algunas adaptaciones a la ONCE para el curso y para prepararme las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), pero nada fuera de lo normal… algo más de tiempo para poder leer con más atención y poder tener los exámenes más grandes. En general, no suelo necesitar muchas ayudas, pero es cierto que la vista se me cansa con bastante facilidad, por eso, hay algunas veces que las pido, me suelo apañar bien con esas simples cosas…

Para mí, la PAU fue dura, pero no por mi discapacidad visual, dura como para todo el mundo, son días muy intensos, muchas emociones y exámenes, claro… al final, el resultado está ahí, ¡estoy en la Universidad!

Antes de las clases tocaba la matrícula y preparar todo, y la verdad es que ha sido fácil, y, aunque en la matrícula podía indicar que tenía discapacidad, en su momento no lo hice. Ahora que han empezado las clases, he informado a los profesores y me han dicho que les diga lo que necesite, también he escrito a la universidad por si me surge algún problema o necesidad, y lo que me he encontrado hasta ahora es que me ayudarán en todo lo que necesite, lo que debería ser, vaya… y es un gusto la verdad.

El inicio ha ido genial y sé que tengo la ONCE a mi lado, normalmente no necesito ayuda, pero igual pido que me pasen a digital algunos apuntes o presentaciones que me envíen, pero nada específico para la clase. De pequeño recibí la ayuda de los Servicios de Atención Educativa de la ONCE y, aunque a lo largo de mi etapa educativa no he necesitado mucho, salvo en casos puntuales como el año pasado con ese problemilla en la vista que tuve que me ayudaron mucho por si tenía que hacer los exámenes de la PAU con el ordenador, sé que la ONCE siempre estaba ahí si lo necesitaba. Finalmente, en el caso de este año, no hizo falta y los hice como todo el mundo, pero creo que me vino muy bien, en general, creo que siempre está bien que nos ayuden tanto por si tenemos alguna necesidad como por si necesitamos algún consejo.

En mi caso, semanalmente tenía una sesión con Manuel Collar y Leticia Camacho, maestros de la ONCE, que me enseñaron a utilizar un programa para escribir matemáticas con códigos, estuvimos practicando las operaciones, los comandos… por si me hacía falta, y, aunque al final no lo necesité, no me vino nada mal... también me ayudaron a aprender mecanografía, que siempre viene bien, y otros programas de audio por ordenador por si necesitaba algún refuerzo. Son recursos que, como he dicho, aunque no tenemos por qué usar, nos viene muy bien saber que los tenemos, y, gracias al apoyo de la ONCE, he aprendido cómo aprovecharlos al máximo, ¿quién sabe si en esta nueva etapa me vendrán bien?, seguro que sí, y, si necesito refrescarlos, siempre puedo volver a pedir que me ayuden de nuevo.

He disfrutado mucho el instituto, pero creo que la Universidad es un periodo que hay que experimentar, tengo muchas ganas de ver cómo se da el curso, tenía otras opciones, siempre las hay, pero está es la que más encajaba conmigo. Al final, lo que busco es, dentro de lo que se pueda, ir a la universidad y, en definitiva, vivir la vida como cualquier otro. Aunque a veces necesitamos ayudas, creo que hay que adaptarse al mundo real, vivir y hacerlo lo mejor posible. La discapacidad es una cosa más, no le resta a mi vida y a lo que puedo hacer, por eso, empiezo esta etapa como cualquier estudiante, con emoción y muchas ganas de vivir esta etapa que es única.

¿Un consejo? Haz lo que más te guste y disfruta del camino.